"Esto te consume poco a poco"
A Irene le transmitió el virus del sida su marido, ahora muerto. A Vicente le llegó a través de la jeringuilla. Ahora los dos comparten sus vidas en un pequeño piso del extrarradio de Madrid y encuentran un mutuo apoyo cuando les golpea la enfermedad. Irene se siente bien físicamente. Ahora se recupera de la tuberculosis, una de las enfermedades asociadas al sida. Vicente ha contraído la hepatitis C y la B, ambas también vinculadas al VIH. Le cuesta dormir por las noches y sigue un tratamiento de desintoxicación con metadona. Su calidad de vida y, sobre todo, su expectativa de vida se ha incrementado gracias a la triple terapia que ambos siguen con cargo a la sanidad pública. Irene despliega un inesperado ánimo frente a las adversidades. Vicente, más sombrío y desanimado, no quiere engañarse: "Esta enfermedad es mortal y lo sigue siendo porque no se cura. Está claro que esto te consume poco a poco".Irene desayuna cada mañana 15 pastillas. De momento, el estómago no le ha protestado, a pesar de que al mediodía y por la noche tiene que ingerir cuatro o cinco píldoras más. Su aspecto físico ha empeorado últimamente, porque esta mujer de 44 años sufre los dos efectos secundarios de los nuevos fármacos antisida: la resistencia y la lipodistrofia.
Seropositiva desde 1992, tuvo que ser incluida en un ensayo clínico ya en 1995 con un nuevo fármaco debido a la resistencia que su organismo oponía a los antivirales de la época. La llamada lipodistrofia (alteración de la distribución de la grasa) le ha dejado piernas, brazos y cara sin apenas músculo, de una delgadez extrema, mientras que el abdomen se le ha hinchado levemente. Ha llegado a pesar 42 kilos.
A Vicente, que tiene 33 años, el virus parece castigarle sólo por dentro. Cuando en 1993 supo que era seropositivo se hizo el loco, y la droga, que le acompaña desde los 13 años, le ayudó en su huida. Pero socialmente se encerró en sí mismo y luego su organismo empezó a fallarle, por lo que se ha sometido a la triple terapia, además de intentar desintoxicarse. Y ahora, sobre todo, tiene a Irene a su lado, a la que besa y acaricia constantemente.
Ella tiene la invalidez total y él ha conseguido trabajos esporádicos para ayudar en casa. "Lo malo es que te pillas todo. Lo que para ti es un constipado, para mí es una neumonía". Tienen que aceptar que sus respectivas familias asuman las verdades sólo a medias y se ven obligados a utilizar en sus respectivas casas vasos y cubiertos distintos y hasta un cuarto de baño aparte, a pesar de saber que las vías de contagio son más limitadas. Para la entrevista, hecha al calor de una estufa de butano, sus nombres y alguna circunstancia han sido cambiados para no ser identificados. A pesar de todo se felicitan de vivir en Europa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.