Los nuevos casos de sida en España caen un 24% tras el descenso iniciado en 1995
Desde 1994, año culminante de la epidemia con 7.267 casos de sida, la curva descendente se mantiene. Según los datos actualizados a 30 de septiembre pasado por el Ministerio de Sanidad, España redujo en un 24% el número de nuevos casos en 1998 respecto a 1997. En 1998, los nuevos casos registrados fueron 3.521, menos de la mitad que cuatro años atrás. Sanidad advierte de que aún es pronto para hacer predicciones sobre 1999 (las notificaciones oficiales suelen tardar), pero todo indica que este año la reducción seguirá estando, como en toda Europa, en torno al 20%. España es uno de los países de la UE más castigados por el sida, con una tasa de ocho casos por millón de habitantes. Hasta el año pasado ocupó la peor posición de la UE, cetro que Portugal le ha arrebatado.El PSOE criticó ayer el triunfalismo con que el Gobierno comunicó los datos, pero en Sanidad negaron la mayor: "Las noticias son buenas, pero no podemos bajar la guardia. Queda mucho trabajo por hacer", dijo Francisco Parras, secretario general del Plan Nacional del Sida.
Los casos de sida acumulados en España ascienden, desde el principio de la epidemia en 1981, a 55.711, de los que más del 60% han fallecido. De los nuevos diagnósticos en 1998 se sabe que el 79% afecta a hombres y su edad media es de 37 años, si bien en las mujeres es de 34. El mecanismo de transmisión más frecuente sigue siendo la jeringuilla compartida (58,8% de los nuevos casos), seguido de las relaciones heterosexuales no protegidas (20,3%) y las prácticas homosexuales no protegidas entre hombres (12,5%).
El nivel español de la epidemia es de tal magnitud que Sanidad estima que en total puede haber alrededor de 120.000 personas infectadas, aunque algunas asociaciones hablan de 200.000. El coste de la enfermedad para la sanidad pública es de 120.000 millones de pesetas anuales, de los cuales 40.000 se dedican sólo a los medicamentos antirretrovirales.
Campañas preventivas
El éxito obtenido por los países industrializados para frenar el sida se debe a dos factores: esos nuevos medicamentos y, sobre todo, las campañas de prevención. En este último sentido, la Fundación Anti-Sida España (Fase) dio a conocer un estudio que demuestra la alta incidencia de hábitos de riesgo -coitos sin preservativos y jeringas compartidas- entre los enfermos de sida, como demuestra el gráfico que aquí se reproduce.
El arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, alertó contra las campañas porque pueden, según él, fomentar prácticas no deseadas entre los adolescentes. "Es como crear el hábito de beber alcohol diciendo: "Bébalo en copa de cristal de murano".
Pero para las autoridades sanitarias, las campañas de prevención han demostrado que no alientan una más temprana o mayor práctica sexual y, además, es la única forma de evitar el sida. "El paradigma de lo que se puede conseguir", explicó ayer Parras, "es el caso de la transmisión vertical de madre a hijo". Según los datos de Sanidad, este tipo de transmisión está prácticamente desapareciendo. Desde los 88 casos nuevos anuales que se registraron a finales de la década pasada se ha pasado en 1998 a 17 casos, y de enero a septiembre de este año, a diez.
Esta espectacular reducción se debe a las campañas de información que aconsejan a las embarazadas que se sometan a la prueba del sida. En caso de que ésta dé positivo, un tratamiento antirretroviral con AZT durante el segundo y tercer trimestre del embarazo logra evitar la infección del niño.
Para la agencia de Naciones Unidas Onusida, que la semana pasada dio a conocer la magnitud de la epidemia a nivel mundial, los resultados obtenidos en los países industrializados corren el peligro de hacer caer a sus autoridades en la complacencia, lo que está aumentando los comportamientos de riesgo. De todos modos, la gran batalla a nivel mundial es la desproporción entre países ricos y pobres. El 95% de los enfermos de sida vive en países en desarrollo.
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