Investigados 18 médicos por una supuesta red de recetas falsas en Asturias

La policía mantiene abierta en Asturias una investigación sobre un presunto fraude al Insalud mediante el uso de recetas falsas en el que supuestamente están implicados 18 médicos, tres farmacéuticas, cuatro funcionarios del Insalud y un visitador médico jubilado. La práctica totalidad de los implicados han prestado ya declaración ante inspectores del Grupo de Investigación de la Seguridad Social en dependencias del departamento de Delitos Económicos de la Jefatura Superior de Policía de Oviedo.La Delegación del Gobierno en Asturias no tenía ayer tarde constancia de que se hubieran practicado detenciones, aunque la investigación, iniciada hace seis meses, está ya a punto de cerrarse. El monto de la supuesta estafa tampoco se hizo público.

Según fuentes cercanas a las pesquisas, los facultativos prescribieron a petición de un jubilado, ex delegado de un laboratorio farmacéutico, recetas oficiales para ocho niños sin el conocimiento de sus padres, y cuyas tarjetas y cartillas sanitarias habrían sido utilizadas sin su autorización.

Las recetas fraudulentas de leche infantil las habría obtenido en virtud de su conocimiento del sector y de la relación profesional que durante décadas mantuvo con los facultativos presuntamente implicados, en su mayor parte pediatras y médicos de cabecera de centros de salud de Gijón, Oviedo, Avilés y Mieres.

De los testimonios recogidos se desprende, según las citadas fuentes, que el sospechoso continuó visitando, una vez jubilado, a aquellos facultativos con los que mayor relación personal había trabado a lo largo de su vida profesional. Al término de sus visitas solía pedirles recetas de leche infantil alegando que era para hijos de algún familiar que precisaban dicho producto y a los que pretendía eximir del trámite de pedirle cita a sus respectivos médicos de cabecera.

Las recetas eran tramitadas por tres farmacias. El Insalud les abonaba el importe íntegro del producto, desconociendo que la leche jamás salía de las boticas ni era expedida, por lo que se trataba de ventas ficticias. Para dar autenticidad al trámite, siempre según las primeras versiones, se falsificaron los precintos del producto.

Las farmacias se quedaban, según las citadas fuentes, con el 40% del valor de la leche (casi 4.000 pesetas por envase). El 60% restante era para el visitador jubilado