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El Supremo turco confirma la máxima pena a Ocalan, pese a la presión internacional

El Tribunal Supremo turco ratificó ayer, pese a la presión internacional en contra, la sentencia dictada el pasado mes de junio contra el líder kurdo, Abdalá Ocalan, que le condenaba a la pena de muerte por los delitos de "traición y separatismo". Una decisión acogida con gritos de júbilo por la multitud congregada en el exterior, que, con la parafernalia acostumbrada, blandía banderas turcas y fotografías de familiares muertos en enfrentamientos con la guerrilla kurda del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán). Sin embargo, el futuro del líder separatista kurdo todavía es incierto.

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Los abogados de Ocalan han anunciado que recurrirán al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, lo que puede dilatar el proceso casi dos años. Un periodo de tiempo en el que la coalición gubernamental podría adoptar la decisión de reformar el Código Penal turco y abolir definitivamente la pena capital en Turquía. Los cinco jueces que conforman el Supremo turco rechazaron por unanimidad la apelación de la defensa. Mientras, en las proximidades del juzgado, el gentío solicitaba la aplicación de la condena. "Colgad a este infiel" o, simplemente, "Colgadlo, colgadlo" eran las frases que repetían una y otra vez los familiares de las víctimas.Una vez hecha pública, según todo pronóstico, la decisión del Supremo, los abogados del líder kurdo están dispuestos a agotar todos los cartuchos legales. Ocalan dispone ahora de un mes para pedir una "corrección de la sentencia" dictada por el Tribunal Supremo, petición que debe ser previamente aprobada por el fiscal general, Vural Savas, algo muy improbable dada la inclinación de Savas a que se ejecute la pena de muerte.

Los abogados de Ocalan elevarán después la sentencia a la Corte Europea de Derechos Humanos, donde puede quedar paralizada durante 18 meses. Tras el veredicto de Estrasburgo -que Turquía está formalmente obligada a cumplir-, el Parlamento turco deberá pronunciarse sobre la condena y, finalmente, será el presidente de la república, Suleyman Demirel, quien tenga la última palabra. Toda una larga cadena de procedimientos que benefician los deseos del Gobierno turco de retirar el caso Ocalan de la atención internacional. Sin embargo, Turquía quiere demostrar a la opinión pública internacional que desea superar su asignatura pendiente con los derechos humanos. El primer ministro turco, Bulent Ecevit, partidario de la abolición de la pena capital, reconoció hace dos semanas que ya se había abierto este debate en la coalición gubernamental. Una coalición enfrentada por este tema, ya que la segunda fuerza mayoritaria, el Partido de Acción Nacionalista, aboga por la vigencia de la pena de muerte en el país.

La puerta de Europa

Turquía es consciente de que, tras la solidaridad mostrada por la comunidad internacional tras los terremotos y la mejora de sus relaciones con Grecia, no debe empañar una imagen que puede abrirle las puertas de Europa. Su atención se centra en la cumbre de la UE que tendrá lugar dentro de 15 días en Helsinki, donde los Quince anunciarán si aceptan a Turquía como candidato a la ampliación.Aunque partidario de zanjar el conflicto que le enfrenta a la guerrilla separatista kurda, el Ejecutivo turco se ha mostrado cauteloso con los gestos de reconciliación realizados por el PKK tras la detención de Ocalan, quien, durante el juicio, expresó en junio su voluntad de abandonar la lucha armada, deseo que fue secundado por la cúpula del PKK. Esa opción, sin embargo, no ha sido bien acogida por todos los sectores.

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Pueden ser todavía muchos los días que Ocalan deba permanecer recluido en la isla prisión de Imrali, en el mar de Mármara. La situación interna, la presión de la comunidad internacional y los precedentes judiciales juegan a su favor. Todavía hay 47 casos de pena de muerte pendientes de ejecución. Además, el Parlamento turco no ha aprobado ningún sumario de pena capital desde 1984. Pero la opinión pública no parece perdonar y sólo la muerte de Ocalan hará pensar al pueblo turco que al fin se ha hecho justicia.

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