Europa apuesta por la fusión nuclear
Europa ha decidido mantener durante los próximos años un esfuerzo continuado en la investigación de la fusión nuclear como fuente futura de energía. El Programa Europeo de Fusión prevé el gasto hasta el 2002 de casi 500 millones anuales de euros (80.000 millones de pesetas) dentro del V Programa Marco de I+D, de los cuales el 40% corresponderá a la Comisión Europea y el resto a los Gobiernos de los países participantes. "La física del plasma es muy interesante, pero está claro que el objetivo final es la producción de energía", comentó Umberto Finzi, coordinador del programa por parte de la comisión, al presentar en Múnich, el pasado lunes, la estrategia europea que se centra en la técnica de confinamiento magnético, aunque mantiene contacto con el confinamiento inercial.Todas las actividades de I+D en fusión en Europa se integran en este programa, lo que le da un carácter único. Se trata de crear reactores prototipo como resultado de una elección política: "Se invierten fondos públicos porque los privados no están disponibles para proyectos a largo plazo como es éste", comentó Finzi.
Unos dos mil científicos e ingenieros están involucrados en el programa, a través de los centros de investigación asociados. En España, el centro asociado es el Ciemat, donde funciona un sterallator, una máquina experimental de fusión que es la más nueva de este tipo. Alrededor de este sterallator se ha establecido en el nuevo plan nacional de I+D un área preferencial para la financiación de proyectos, lo que indica la participación española en el esfuerzo europeo.
Nuevo ITER
La decisión de los Gobiernos europeos, que supone la continuación y renovación de una estrategia que data de los años setenta, es más destacable ahora que EUUU se ha salido del megaproyecto internacional ITER, lo que ha dejado a Europa y Japón como los únicos socios con posibilidad de financiar este futuro reactor experimental, que será con casi total seguridad el denominado Siguiente paso en la estrategia europea.En la actualidad se está redefiniendo a marchas forzadas el ITER para que se pueda hacer en él gran parte de los experimentos previstos en su diseño definitivo de 1998, pero a mitad de coste (alrededor de medio billón de pesetas). El nuevo ITER estará diseñado en el 2000, para que Japón y Europa (con Canadá) puedan decidir al más alto nivel político dónde se va a empezar a construir el prototipo de reactor, en todo caso no antes de cinco años. La esperanza es que EEUU decida entonces regresar al proyecto.
Los promotores europeos de la fusión saben que si consiguen rebajar el coste del proyecto tendrán más posibilidades de que esta tecnología complicada -que pretende aprovechar el agua como fuente de energía barata, segura y poco contaminante- siga adelante, con el apoyo público.
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