Reyes recibe hoy el Premio Grandes Viajeros por su 'Viaje a Palestina'
"No he querido sacralizar Palestina y Jerusalén más de lo que ya lo están", explica Luis Reyes, autor de Viaje a Palestina, la obra ganadora del premio Grandes Viajeros de 1999 que hoy se entrega en Madrid. El libro, publicado por Ediciones B, es un recorrido personal a medio camino entre el reportaje, el relato de viajes y la guía, que transporta al lector a una tierra considerada sagrada por las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam."Palestina son hoy dos entidades políticas distintas, el Estado de Israel y la Autoridad Nacional Palestina, pero mi elección del nombre no es política, sino cultural. Es así como conocemos ese territorio desde los romanos", explica Reyes, sabedor de que, como él mismo afirma en el libro, "en Palestina la etimología, como la toponimia o la arqueología, es un arma letal".
Tal vez por ello Reyes adopta un fino sentido del humor para abordar las contradicciones que impregnan muchas de las tradiciones y ritos que dan vida a Jerusalén. "El sistema que han organizado las religiones allí me parece detestable, aunque respeto todas las creencias y, como agnóstico, agradezco el carácter que estas prácticas religiosas han dado a la ciudad". "Es un ambiente interesante, digno de verse", añade, sin poder ocultar la atracción que la Ciudad Santa ejerce sobre él. "Todo está abierto a todos", subraya.
Después de 30 años de viajar a esa región, Reyes ha aprovechado para poner por escrito las historias que contaba a sus amigos. Así, al hilo de la visita, ofrece al lector jugosas anécdotas que, como pinceladas, ayudan a entender el entramado político que subyace tras el enfrentamiento israelo-palestino.
¿Hay solución? "No he intentado ser analista", aclara Reyes, "es un libro muy subjetivo y no sé si transmito esa idea". En todo caso, lo que más le preocupa, a la vista de su experiencia en esa complicada partida de ajedrez, "no es la continuidad del futuro Estado palestino, sino la continuidad del Estado de Israel, que no puede seguir tal como lo inventaron los sionistas". "Era una empresa idealista, pero la sociedad israelí se ha ido complicando y ahora ofrece uno de los más altos niveles de contradicción del mundo", concluye.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.