Bebedores de arte

En el Macba ayer era día de descanso, pero el museo abrió brevemente sus puertas para dar cobijo a un reducido grupo de sedientos de arte. Cavas Gramona presentaba allí su colección Milenio, una tirada numerada -700 botellas- de un magnum brut nature Gran Reserva (cuatro años) diseñada específicamente para el efecto 2000. El arte lo ponían Albert Ràfols-Casamada, Modest Cuixart, Josep Guinovart y Rafael Canogar, autores de unas coloreadas cápsulas que recubren las botellas coleccionables, y la buena conciencia del acto, la Fundación Juan Salvador Gaviota, que opera en el Raval dando acogida a 130 jóvenes entre 4 y 18 años, procedentes de familias desestructuradas (Nou de la Rambla, 39-41; teléfono: 93 442 66 83). A este centro irá destinado el 15% de los ingresos netos obtenidos por la venta del cava, que se expenderá a 110.000 pesetas la caja de tres unidades y a unas 40.000 la pieza suelta.Oficiaba la presentación el periodista y escritor Manuel Vázquez Montalbán. Por múltiples motivos: por ser ex vecino del Raval, persona solidaria, que aprecia el arte, buen bebedor de cava desde los tiempos del cólera y escritor prolífico sobre sus múltiples virtudes. Concretamente en el cuento La soledad acompañada del pavo asado Carvalho-Montalbán beben su espumosa magdalena al recordar que Gramona era, precisamente, la marca de cava -entonces champaña- que la empresa Carol Prat Hermanos, en la que trabajaba su padre común, incluía en el lote navideño. Caramba con el Raval de los años cuarenta, no todo eran miserias.

"Decía Nietzsche que hay pueblos que nacen para hacer historia, mientras que otros nacen para sufrirla", citó el periodista a propósito del conflicto internacional que obligó a este país a olvidarse para siempre del champaña para dedicarse únicamente al cava. Recordó a Perich, que en una viñeta de 1975 inundó el cielo de Barcelona de tapones de cava, y a Gil de Biedma, que convirtió los días laborables en mucho más razonables que los festivos. "En tiempos de normalidad, el cava puede convertir en festivos los días laborables". Tras bautizar a Guinovart como "la caja negra de la vanguardia catalana", al registrar todas las sedimentaciones, y a Ràfols-Casamada como "la vanguardia tranquila" ("igual que el cava, que es la transgresión tranquila en los días laborables"), acabó diciendo que Nostradamus era mejor fabricante de confituras -tiene un libro sobre la cuestión- que profeta, pero por si el profeta tuviera razón, lanzó una exhortación milenarista en un pareado conscientemente horrendo: "Bebed cava, que el mundo se acaba".

Las botellas, con chapa en oro de 18 quilates, son muy vistosas. Cuixart ha optado por la tonalidad oro viejo de fondo, aludiendo al lujo y la seducción asociados a la bebida: "Estoy en contra del miserabilismo, hoy me parece una falsa vanguardia"; Ràfols-Casamada por el azul ultramar, "mediterráneo"; Guinovart, por un fondo gris perla sobre el que bailan cifras de colores mironianos ("son los años, que bailan como burbujas"), y Rafael Canogar, por un patchwork de colores muy vivos sobre fondo plateado.

Los magnum están elaborados al 50% con uvas macabeo y chardonnay de las cosechas 1995-96, calificadas de excelentes. Gramona ha fabricado también un reserva brut fin de milenio en botella normal, con chapa de plata de ley (8.200 pesetas), que, según sus promotores, es una canto a "la diversidad". Contiene variedades de macabeo, riesling, pinot noir, sauvignon blanco, chenin y gewürztraminer. El arte, en este caso, va únicamente dentro de la botella.