_
_
_
_

El presidente uruguayo asegura no tener noticias de los desaparecidos

Ramón Lobo

El presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, envió el 5 de noviembre un carta al poeta argentino Juan Gelman, en la que le echa en cara la publicidad dada a su "discreta" petición de ayuda para averiguar la suerte de su nuera, secuestrada en Argentina en 1976 y trasladada a Uruguay dentro de la Operación Cóndor, y de su nieto, nacido en cautividad. Sanguinetti le informa del fracaso de sus pesquisas. Gelman, en su respuesta -a la que ha tenido acceso EL PAÍS-, le acusa de actuar con escasa gallardía.

Sanguinetti, tras quejarse amargamente de la publicidad dada a la primera carta de Juan Gelman -"después de 24 años sin reclamar nada a la autoridad uruguaya, usted me dio 129 días para intentar ayudarle"-, explica los pasos dados para obtener información sobre la suerte de los familiares del poeta y reconoce en su segundo párrafo el fracaso: "Hasta el 10 de octubre [de 1999] no había surgido ningún dato que permitiera confirmar la presencia de su nuera en el país. (...) Hemos examinado todas esas copiosas actuaciones [tribunales y comisión investigadora del Parlamento] sin que aparezca algún indicio adicional sobre su nuera. Se ha ido más allá, pero sin resultado alguno, estimándose en principio que su nuera [que se hallaba embarazada de ocho meses] no fue traída a Uruguay".Sanguinetti da cuenta, además, de las pesquisas realizadas en los archivos del Hospital Militar, que tampoco ofrecieron resultado alguno. Respeto a los posibles testigos del traslado a Uruguay desde los centros de detención de Argentina y posterior desaparición de la nuera de Gelman, el presidente uruguayo argumenta: "Son personas que en su inmensa mayoría ya no están sometidas a la jerarquía militar ni a la autoridad del Estado, y que, en muchos casos, murieron o son ancianos".

Dura respuesta

En la respuesta del poeta a esta carta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, Gelman refresca con ironía la memoria del presidente Sanguinetti: "No dudo de su buena fe con que usted repite las conclusiones de sus subordinados", y añade: "No encuentro en su carta ninguna alusión a los 23 militares uruguayos [relacionados con los diversos organismos represores del Plan Cóndor] involucrados en los hechos". Gelman ofrece una lista de hasta ochos personas con nombres, apellidos y edades -"¿se preguntó al entonces comandante Manuel Cordero (hoy de 61 años de edad) acerca de cómo trasladaron a mi nuera? ¿Se preguntó al teniente coronel...?"-. Gelman trata así de desmontar la excusa de que los testigos "murieron o son ancianos", como dice Sanguinetti.El poeta argentino -cuya causa ha recibido apoyo de más de 2.000 intelectuales de todo el mundo, entre ellos los premios Nobel de Literatura José Saramago y Dario Fo- replica con datos otro de los puntos esenciales de la carta presidencial -"personas no sometidas a la jerarquía militar..."-: "Supongo que no es el caso del coronel Jorge Silveira, destacadísimo represor (...) y hoy miembro del Estado Mayor del comandante en jefe del Ejército uruguayo, general Amado".

Gelman va más lejos en su crítica: "Entiendo, además, que tiene usted autoridad para dar órdenes de obligado cumplimiento a militares retirados, que nunca pierden su subordinación institucional. (...) No le faltan fuentes para llevar una investigación a fondo".

La tragedia personal de Gelman comenzó el 24 de agosto de 1976, cuando agentes de la dictadura argentina secuestraron a sus hijos al no encontrarle a él en su domicilio. Su hija Nora fue liberada tras sufrir torturas; no fue el caso de Marcelo, que desapareció junto a su esposa, María Claudia García Iruretagoyena. María estaba embarazada de ocho meses. El último rastro la sitúa en Uruguay, donde nació su hijo, nunca recuperado por Gelman.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_