_
_
_
_
GENTE

DE MERIENDA, CHORIZO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Evaristo del Canto, director de Caja España, entregó ayer una beca de investigación, por importe de 500.000 pesetas, a un joven universitario empeñado en descubrir por qué para muchos no hay merienda sin chorizo. En tan sesuda conclusión quiere Caja España que ahonde el becario. Y algo con tanta enjundia filosófica tendrá, seguro, sus seguidores. Lo cierto es que, a lo largo del tiempo, con el chorizo no han podido ni el jamón york con margarina ni las cremas de cacao que se untan en el pan ni los bollos rellenos de chocolate. El chorizo siempre ha sido signo de prosperidad -quien no lo tenía se conformaba con pan con aceite- y son pocos los que rechazan tal manjar sin un motivo médico o estético. Una segunda beca ha ido a parar a un trabajo de investigación titulado: Dejémonos de cuentos, o el arte, el placer y la necesidad de contar cuentos.- ,

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_