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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El navajazo, el cine y los piojos

Un periódico publica el pasado 10 de octubre tres reportajes sobre la ciudad de Málaga con contenidos dispares, pero que, si se leen juntos, pueden invitar a la reflexión. Los resumo a continuación:1. Málaga es la provincia española con más delitos por agresiones.

2. La Ciudad del Cine de Málaga, promovida entre otros por el Ayuntamiento, se construirá en unos terrenos valorados en 122 millones de pesetas.

3. Los profesores del colegio María de la O, ubicado en la barriada de Los Asperones, tienen que limpiar de piojos a muchos de sus alumnos que viven en familias "con importantes carencias económicas, afectivas, higiénicas y sanitarias".

Propongo mis reflexiones en forma interrogativa: ¿Tiene relación el reportaje 1 (la delincuencia) con el 3 (la marginalidad, la pobreza)? ¿Cuánto dinero público va a costar la Ciudad del Cine de Málaga? ¿Cuánto dinero público cuesta mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la barriada de Los Asperones? ¿Por qué no se construye la ciudad del cine en Los Asperones? Cualquiera de los profesores que trabajan en el colegio María de la O podrían contar cientos de argumentos dignos de ser llevados al cine.

Tomaré prestadas las palabras de Emilio Lledó para hacer ver que la disyuntiva entre gastar el dinero público en cine o gastarlo en escuela no es tan maniquea ni demagógica como pudiera parecer: "El día en que nuestros ojos, alumbrados únicamente por los fogonazos de esperpentos electrónicos, de imágenes desde la nada, dejen de añorar la serena visión de las letras, habrá empezado, otra vez, la Edad oscura de la Piedra". La Edad de Piedra... ¿No será ya ésta del navajazo, del tirón y de esos delitos?- Modesto A. Ruiz Moreno. Málaga.

Un cierre de locura, la locura de un cierre

¡El hospital psiquiátrico Miraflores de Sevilla ha muerto! El día 14 del presente mes se produce el cierre, totalmente indigno, como colofón de la reforma psiquiátrica de la que Andalucía ha sido pionera. La reforma psiquiátrica preveía la reubicación/reinserción de la población psiquiátrica en recursos residenciales alternativos al hospital psiquiátrico, previo proceso de desinstitucionalización y adaptación al nuevo recurso al objeto de minimizar fracasos y favorecer la reinserción.Sin mediar aviso y sin tener en cuenta el proyecto de trabajo diseñado para la población remanente actual del hospital (16 pacientes), los cuales iban a ser externalizados antes del 1 de diciembre, la dirección decide de la noche a la mañana cerrar el hospital y trasladar a los pacientes a un chalé de Santa Clara (calle Conde de Osborne, 3). Para más inri, este chalé no es del Área Macarena, sino de la Fundación Andaluza para la Integración Social de Enfermos Mentales y donde está prevista la ubicación de la Comunidad Terapéutica del Área Virgen del Rocío. Traslado provisional para la mayoría de ellos, ya que en el plazo de dos o tres semanas tendrán que salir nuevamente para la reubicación definitiva, como he dicho más arriba, ya prevista.

En ningún momento se han dado explicaciones ni se ha pedido la opinión de los técnicos, ni mucho menos la de los pacientes.

Desde mi punto de vista, el cierre obedece a un interés claramente político de la dirección gerencial del hospital Macarena, que ha querido ponerse la medalla del cierre sin importarle las formas, la ética, la profesionalidad y sin valorar lo más mínimo a los residentes ni a los trabajadores, cosa que en nada se parece a la filosofía de la Reforma Psiquiátrica.- Manuel Martín Benítez. Sevilla.

¿Marbella, calidad de vida?

Madrugada del sábado al domingo 17 de octubre. Estruendo ensordecedor en la Plaza de los Olivos, en pleno centro de la ciudad y eje de la zona de moda. Hasta aquí, nada nuevo, los vecinos hace tiempo que no duermen los fines de semana. Hay una discoteca con permiso ¡hasta las seis de la mañana! Los clientes salen a la plaza con sus copas; un café en plena plaza mantiene abierta su terraza a las cuatro de la mañana (obviamente, a esa hora, sin permiso). Conversaciones a voz en cuello, gritos y risotadas. El escándalo me hace llamar a la Policía Local. De las cuatro a las siete fueron cinco llamadas con el mismo resultado: ninguno.El agente encargado de la centralita me dice que toma nota, que transmite la queja a quien corresponda, que ahí termina su trabajo y que éste no incluye dar explicaciones al ciudadano. Desesperado, me visto y salgo a caminar; hora y media después me dirijo en la puerta del Ayuntamiento al único policía que he logrado ver en todo este tiempo. Muy amable, me invita al interior, desde donde llama él mismo. Oigo una conversación que menciona que "hoy hay movida" y al final la respuesta es la misma: no viene nadie y puedo presentar mi queja en... etcétera, etcétera.

Vuelvo a casa. Son casi las siete, la terraza acaba de cerrar, los vecinos no han dormido en toda la noche y la policía ha hecho caso omiso de las llamadas.

Me pregunto si el hecho de que el mismo día tuviera lugar la presentación del GIL en Madrid podría tener relación con la omisión de atención a las llamadas (¡la plantilla ha sido aumentada recientemente!).- Rafael Ávila Bayón. Marbella.

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