Pronósticos frente a resultados
Las encuestas sobredimensionaron las expectativas electorales de Pujol e infravaloraron el 'efecto Maragall'
Al igual que los partidos políticos, todas las empresas demoscópicas se muestran satisfechas con el resultado de las urnas, aunque parecería imposible que todas puedan haber acertado en sus vaticinios.Independientemente del juicio que merezca el pronóstico de cada una -puede juzgarse a la vista del cuadro adjunto-, hay un fenómeno común a la mayoría: "Hemos sobredimensionado ligeramente el voto de Convergéncia i Unió e infravalorado ligeramente el del PSC", según reconoce el director de Sigma Dos, Carlos Malo de Molina.
José Ignacio Wert, responsable de Demoscopia, atribuye la desviación de las encuestas a un fenómeno imprevisto: "Ninguno predijimos una abstención tan alta como la que se produjo y, sobre todo, tan distinta cualitativamente de la que se ha dado históricamente en las elecciones autonómicas catalanas".
En otras palabras: tradicionalmente, era el electorado socialistas, que vota en las generales, el que se abstenía en las autonómicas, por lo que se daba por sentado que una baja participación beneficiaría a Jordi Pujol. La realidad, según todos los analistas, ha sido la contraria: el elector convergente se ha quedado en casa en mayor medida que el socialista.
Con todo, Wert considera que, "en conjunto, no ha sido una mala predicción". Aunque con matices: los sondeos a pie de urna, el mismo día de las elecciones, acertaron con el resultado, aunque los primeros datos del recuento produjeran algún sobresalto y siempre dentro de la horquilla de seguridad en el reparto de escaños. Las encuestas realizadas antes de la campaña electoral, que no aparecen en el gráfico, resultaron además más certeras que las elaboradas al fragor de los mítines electorales.
El voto oculto o no declarado, advierten los expertos, cambia de elección en elección y los mecanismos correctores que se demuestran acertados una vez no sirven para la siguiente.
En todo caso, Carlos Malo de Molina sostiene que los sondeos "han detectado el efecto Maragall, aunque fuera imposible calibrar su alcance. También se pronosticó, agrega, el retroceso de Pujol o la fuerte caída de Iniciativa per Catalunya. "Las encuestas sirven para medir las tendencias, pero acertar con los resultados es un encaje de bolillos", concluye.
El problema radica en que, con electorados cada vez más consolidados, las diferencias se reducen a unos pocos puntos e incluso a décimas. Pero son precisamente estos márgenes tan estrechos los que separan la victoria de la derrota.
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