Apretada victoria de Pujol sobre Maragall
Convergència i Unió sufre un severo revés frente al gran avance del Partit dels Socialistes
Jordi Pujol ha ganado por sexta vez. Pero ha sido una victoria mínima, porque en número de votos el cambio ha vencido a la continuidad y el mapa político catalán ha sufrido un vuelco extraordinario. Contra pronóstico, el socialista Pasqual Maragall ha atrapado a su contrincante, el líder nacionalista Jordi Pujol. Convergència i Unió (CiU) ha obtenido un diputado más que Maragall y Ribó, pero las fuerzas que defendían el cambio -PSC, Ciutadans pel Canvi e Iniciativa per Catalunya-Verds- han logrado 84.500 votos más que CiU.Con la más baja participación desde 1992 en unas elecciones autonómicas (58,13%) y casi cuatro puntos menos que en las de 1995, los catalanes han decidido poner fin a 19 años de indiscutible hegemonía pujolista. Jordi Pujol retendrá previsiblemente por sexta vez la presidencia de la Generalitat, pero para gobernar necesitará el apoyo del Partido Popular o de Esquerra Republicana.
El revés político es para CiU más que notable. Pujol se ha quedado muy lejos de su objetivo: obtener suficientes actas de diputado como para gobernar con comodidad. El líder nacionalista había cifrado en 62 el número de escaños precisos para ello. Pero Pujol ha perdido sobre todo la oportunidad de controlar desde el poder una cómoda sucesión, más abierta ahora que nunca, y dejar su proyecto nacionalista encarado hacia el siglo XXI.
Ahora todo está en el aire en la coalición nacionalista. El cierre de filas entre los socios de coalición materializado en el papel de número dos de hecho que ha tenido durante la campaña al líder de Unió Democràtica (UDC), Josep Antoni Duran,puede haber servido para poco si los resultados reabren ahora viejas luchas sucesorias.
Derrota en Barcelona
Pasqual Maragall, el contrincante del líder nacionalista, ha conseguido un crecimiento espectacular de la coalición Partit dels Socialistes de Catalunya-Ciutadans pel Canvi. El PSC ha logrado romper la barrera del medio centenar de diputados -la mayoría absoluta está en 68- y se mueve en el empate técnico (56 diputados de Pujol, frente a los 55 de Maragall y Ribó). Además, los socialistas han obtenido la victoria en la circunscripción de Barcelona, donde no la habían logrado nunca en unas autonómicas. A los 52 escaños atribuidos a Maragall se suman los tres que ha conseguido Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V) en Barcelona, única circunscripción en que esta formación acudía con siglas propias y en solitario.
El Partido Popular (PP) logra mantener su tercera plaza-pasa de 17 a 12 diputados- y se dibuja como partido clave, aunque seguido muy de cerca por ERC. Los populares no llegan al techo obtenido por Alejo Vidal-Quadras en 1995, pero su descenso es inferior al que habían pronosticado las encuestas.
El PP puede ser la muleta que precisa CiU. Hace unos días, el secretario de organización popular, Pío García Escudero, anunció que darían su voto a Pujol en caso de que éste lo necesitase para la sesión de investidura. Ahora el dirigente nacionalita lo puede precisar.
El cuarto puesto otorgado por las urnas corresponde a Esquerra Republicana, que no consigue la tercera plaza por muy poco (menos de 30.000 votos). Esquerra obtiene 12 diputados, uno menos de los que consiguió en 1995. Aun así, los resultados consolidan a ERC como fuerza política nacionalista que supera la escisión efectuada por Àngel Colom y Pilar Rahola y su efímero Partit per la Independència.
También Iniciativa per Catalunya-Verds, aliados de Maragall en Tarragona, Lleida y Girona, superan la escisión de los anguitistas de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), aunque se quedan con tres diputados en la única circunscripción en la que concurrían con siglas propias -Bar-celona- y donde habían obtenido 10 actas en 1995. EUiA no logra estar presente en el hemiciclo catalán, lo que supone un nuevo revés para su referente español, Izquierda Unida. Els Verds, coligados con IC-V en las pasadas elecciones autonómicas, se quedan también sin representación parlamentaria.
El Parlament que ayer se configuró da la mayoría a CiU, pero es la victoria más ajustada en los 19 años de autogobierno. Jordi Pujol sólo tendrá la mayoría absoluta si cuenta con el Partido Popular o con Esquerra Republicana. Convergència podrá elegir pareja de baile en caso de que la oferta de los nacionalistas moderados sea suficientemente seductora. Y en ese contexto el papel de ERC se dibujaría como fundamental. El partido que dirige Josep Lluís Carod Rovira deberá decidir si se suma o no a la mayoría de diputados que encabeza Jordi Pujol.
No es ningún secreto que el escenario preferido por Convergència i Unió es el de un acuerdo de legislatura con los nacionalistas de ERC en Cataluña mientras continúa su alianza con el Gobierno de José María Aznar. Cataluña, tal como ha reconocido en diversas ocasiones el portavoz del Gobierno, Josep Piqué, es un agujero negro para el PP. La incapacidad popular para crecer en esta comunidad ha hecho que desde la dirección popular de la calle de Génova, en Madrid, se haya deseado la victoria de Convergència i Unió, su fiel aliado en el Gobierno central, sobre todo con la vista puesta en las elecciones generales del próximo año.
Contar con el PP
Aun cuando CiU se ha apoyado alternativamente en los diferentes grupos de la Cámara catalana durante la última legislatura, el hecho de que consiga la mayoría absoluta con los populares da especial relevancia a la sección catalana de este partido, maltratada por los nacionalistas, que siempre han preferido entenderse con el Gobierno central o con la dirección nacional del PP.
Las elecciones autonómicas dejan abierto el interrogante de qué sucederá en las generales de la próxima primavera. El PSOE se había planteado estos comicios como unas primarias, a modo de plataforma, para lanzarse a la reconquista de España.
Desde diversos ámbitos de los socialistas se había apuntado que una victoria de Maragall les abriría las puertas a La Moncloa. Así lo señaló el primer secretario del PSC, Narcís Serra, hace unos días, y también lo hicieron destacados dirigentes del PSOE.
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