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Entrevista:

"La detención de Pinochet acabó con el manto de olvido en Chile"

A sus 47 años y con 20 de experiencia en el Poder Judicial, Alicia Herrera fue jubilada por decreto como magistrada del Tribunal Supremo de Chile por no comulgar con la dictadura de Pinochet. Aquello sucedió en 1974. Unos días antes, esta mujer, frágil sólo de aspecto, desafió al régimen al ordenar que se parara el fusilamiento de su marido, diputado del partido de Salvador Allende. Ahora, 25 años después, la ex magistrada -que asistió en Málaga a unas jornadas jurídicas organizadas por el Instituto Andaluz de la Mujer- no reclama venganza, sino justicia.P. ¿Qué le parece la detención de Pinochet?

R. Agradezco a la Justicia española y al juez [Baltasar] Garzón su voluntad de exigir que este hombre responda por sus crímenes porque en Chile no se le puede juzgar, es intocable. Hay 40 querellas en su contra, el juez podría pedir su desafuero para autorizar el procesamiento y no lo ha pedido. En Chile la justicia nunca ha podido juzgar a nadie. Por ley, el decreto 228, hubo que olvidar las patadas, las torturas y todo.

P. La defensa argumenta su estado de salud para pedir su libertad...

R. Es teatro. Todavía tiene mucha fuerza. Es muy prepotente, tanto, que se fue a Inglaterra porque pensaba que no le iba a pasar nada.

P. ¿Y qué le parece la actitud del Gobierno español?

R. Creo que no debería intervenir en el proceso, que debería respetar la independencia del Poder Judicial. En Chile la detención de Pinochet ha sido muy importante, se acabó el veto, el manto de olvido. La dictadura fue una cosa terrible para las víctimas, que fueron muchas: 100.000 torturados, 3.000 fusilados y otros tantos desaparecidos. Yo salvé mi vida y la de mi marido porque era juez, ¿pero qué le pasaba a don nadie?

P. Margaret Thatcher lo defiende.

R. Ella actúa de acuerdo con su concepción política; tiene una mentalidad dictadora.

P. Ha venido a unas jornadas sobre la igualdad de la mujer. ¿Cómo se consigue llevarla del papel a los hechos?

R. Hay que cambiar la cultura patriarcal, democratizar el hogar de puertas para adentro, no hay que preparar a los hijos para ser agentes del poder. La gente joven está cambiando, en España y en Chile. Los hombres ahora empiezan a disfrutar de sus hijos, se les permite desarrollar sus emociones. Pero todavía no está del todo bien visto que estén con los niños y sí que estén en el bar, en el sindicato, en el partido... Si democratizamos la vida de todos, democratizamos la sociedad. Franco estuvo 40 años porque la vida familiar era tiránica. Los hogares tenían pequeños Francos. Una sociedad democrática tiene que surgir de vidas acostumbradas a no soportar la dictadura.

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