Cinco capitales españolas de la ópera
El Liceo se encuentra en su reapertura cuatro nuevos teatros con los que competir y colaborar
El jueves pasado se reabrió el Liceo. Cuando se quemó, aquel trágico 31 de enero de 1994, era el único teatro en España que contaba con una temporada estable de ópera. Ahora existen cuatro. El Teatro Real, de Madrid; La Maestranza, de Sevilla, y el Euskalduna, de Bilbao, ciudad donde los ciclos del Coliseo pasan a este nuevo escenario con una temporada estable, acompañan al teatro barcelonés, y el año que viene serán cinco, porque se une Valencia con un nuevo escenario operístico. Eso, sin contar las cantidades de ciclos que proliferan por otras capitales de provincia como A Coruña, Oviedo o Santander. La ópera ha vivido un boom y la vuelta a los ruedos del Liceo, "el hermano mayor", como lo define Joan Matabosch, su director artístico, es una buena ocasión para preguntarse en qué afectará a sus miembros de la familia recién nacidos.El teatro de la Rambla barcelonesa se encarrila en sus 150 años de historia dentro de un país en el que la ópera apenas existía antes de que el Liceo entrara en el hospital. Ahora que ha salido, encuentra expectación y miles de ojos puestos encima para copiar modelos y hacerle proposiciones. Muchos aficionados esperan que la reapertura sirva para que se empiecen a ver coproducciones, colaboración, intercambios, convenios y acuerdos. Otros con más mala idea quieren competencia, sobre todo entre los dos grandes, el Real y el Liceo. Ambos son jóvenes, guapos y tienen dinero. Les une un presupuesto parecido. Con 5.800 millones de pesetas cuentan los madrileños para este año, y con 5.416, los barceloneses. Son el Real Madrid y el Barça de esta nueva liga de la ópera que se empieza a organizar en España.
Pero la cosa empieza con deportividad. "Que cinco años después del incendio España cuente con cuatro teatros más de ópera, para nosotros es lo mejor. Preferimos cooperar con otros que ser los únicos", afirma Matabosch, quien dice que ya existe un convenio de colaboración con el Real para la formación de técnicos, equipos artísticos, cantantes y el intercambio de producciones conjuntas. Eso sí, no niega la aspiración a volver a ser el teatro de referencia de la ópera en España. "Por supuesto, aunque no en comparación con nadie, y para serlo es mejor ir del brazo con otros. Nuestro reto en la nueva etapa es saber aunar la tradición con la innovación en los montajes".
También Juan Cambreleng, gerente del Real, empieza la convivencia con exquisitos modales. "No hay mejor prueba de que damos la bienvenida al Liceo que empezar nuestra tercera temporada con un montaje como L"Orfeo, que es una de las producciones que se hicieron allí en la temporada 93-94", cuenta Cambreleng, que admite que cuando asistió a la reinauguración del jueves sintió envidia, "sana, por supuesto, por el aforo". Y es que el Liceo cuenta con 2.300 localidades, y el Real, con 1.700.
Una sana competencia
Entre ambos teatros ya hay planes concretos. Aparte de L"Orfeo, la orquesta y el coro del teatro barcelonés darán un concierto en el Real esta temporada en abril. A cambio, el teatro que gestiona Cambreleng planea montar un Cossi fan tutte, de Mozart, en la temporada del 2001 que podrá verse en Barcelona. Con Bilbao y Sevilla también se ha comenzado bien. El Turandot con el que abrió el jueves el teatro se ha realizado con ellos. Además, La flauta mágica que encargaron a Els Comediants ha viajado por Granada y A Coruña, donde se desarrolla ahora el Festival Mozart, que dirige Antonio Moral.Precisamente Moral, director también de la revista Scherzo, reflexiona sobre cuáles son las causas del éxito de la ópera en España. "La reapertura del Liceo será una sana competencia para otros teatros, sobre todo para el Real, que es el que tiene que estar al mismo nivel", dice Antonio Moral, que añade: "Es deseable que haya una estrecha colaboración y se lleven a cabo coproducciones entre los teatros españoles".
Para Antonio Moral, las causas del éxito de la ópera en España son que "reúne las condiciones suficientes para producir más emociones que otros espectáculos musicales". Para Moral, "sirve de reenganche de gente que no es muy aficionada a la música porque tiene otros elementos que la hacen atractiva, pero, a través de ella, muchas personas acaban aficionándose a todo lo demás". "La ópera ya no es un espectáculo de la burguesía o la aristocracia, sino que se ha diversificado en la sociedad; además, con la reapertura de teatros públicos se ha multiplicado la oferta y aquellos cotos cerrados de teatros pequeños en los que algunas asociaciones copaban los abonos, ahora, al ser espectáculos subvencionados por dinero público, se exige que éstos se hagan llegar a todo el mundo", cuenta Moral. "La gente que antes pensaba que era imposible acceder a estos sitios porque ya estaba todo vendido ahora ve posibilidades de asistir porque la oferta es mayor y está mejor repartida".
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