_
_
_
_
Reportaje:

La ciencia descubre las emociones

La Década del Cerebro ha impulsado el estudio de la actividad emocional y su impacto en la salud y la conducta

Los neurocientíficos están viviendo una época emocionante. No es para menos. Empiezan a conocer las bases biológicas de las emociones y su relación con la razón y la conducta humana. Asuntos como la conciencia o los sentimientos, reservados antes a la filosofía y las artes, ya son asunto científico. Con las modernas tecnologías se puede visualizar el cerebro de personas sanas y enfermas en tiempo real y estudiar los cambios que provoca el miedo, la tristeza, la ira o el amor. Las investigaciones han revelado que las emociones positivas y negativas influyen en la salud más de lo que se suponía.

Más información
Medicina basada en la afectividad
Todo lo que necesitas es amor

El concepto de inteligencia emocional ha sido una de las grandes ideas de los noventa. El periodista Daniel Goleman rescató esta afortunada frase de la oscuridad académica, y con su best seller Inteligencia emocional ha ayudado a divulgar la investigación sobre las emociones y colocarlas en el centro mismo de la conducta humana, la adaptación social, el éxito profesional y la salud. Hoy se imparten cursos de inteligencia emocional en todo el mundo y hasta se enseña en las escuelas. Este esplendor científico de las emociones se explica en parte porque los noventa fueron declarados, por el entonces presidente de Estados Unidos George Bush, como la Década del Cerebro para impulsar la investigación, encontrar solución para enfermedades como la depresión o el Alzheimer y "aumentar el conocimiento público de los beneficios de la investigación sobre el cerebro". En estos diez años la producción científica arroja un saldo de más de 250.000 trabajos sobre el cerebro y 25.000 sobre las emociones, con un beneficio en términos de conocimiento que nadie discute."Ha sido un periodo de tremendos avances en la comprensión de la conducta, la emoción y la enfermedad mental. Hemos dado grandes pasos en nuestro conocimiento de las regiones cerebrales involucradas en la emoción, hemos empezado a comprender cómo los estados emocionales afectan al cuerpo y a la salud, y hemos desarrollado nuevas tecnologías para visualizar el cerebro en pleno funcionamiento", resume Ned Kalin, director del Instituto de Investigación sobre Emociones y Salud de la Universidad de Wisconsin (EEUU).

Depresión y razón

Con tecnologías como la resonancia magnética funcional o la tomografía por emisión de positrones (TEP) se han obtenido instantáneas que han ayudado a comprender, por ejemplo, por qué cuando se está deprimido se razona peor. Las imágenes muestran que en una persona deprimida aumenta la actividad del cerebro emocional (el sistema límbico, formado por la amígdala y otras regiones) y disminuye la del cerebro cognitivo (corteza). Al estudiar de nuevo a estas personas tras recibir tratamiento antidepresivo se puede valorar cómo esta actividad se normaliza.La poderosa influencia de las emociones en la razón obedece a que de la amígdala parten muchas más vías de comunicación hacia la corteza o cerebro cognitivo que en sentido contrario, según Joseph LeDoux, neurobiólogo de la Universidad de Nueva York y una de las principales autoridades mundiales en neurofisiología de la emoción, que ha participado la semana pasada en Barcelona en unas jornadas sobre "Emoción y conocimiento" en el Museo de la Ciencia. El éxito de la psicoterapia no tiene otro fundamento que la utilización de esas vías que van de la corteza a la amígdala, mientras que los fármacos que actúan sobre los trastornos de las emociones lo hacen interrumpiendo las que van de la amígdala hacia la sustancia gris o corteza cerebral.

Una de las funciones importantes de la emoción es grabar en el cerebro lo que es más importante, comenta Ignacio Morgado, catedrático de Neurobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona y coordinador de estas jornadas. Y añade: "Si las máquinas tuvieran emociones podrían llegar a dominarnos".

Los mecanismos del miedo y la ansiedad, la memoria emocional, la genética de las emociones, las bases biológicas de la adicción, la importancia del soporte emocional en la salud y la enfermedad o los efectos de la pasión amorosa son algunos de los innumerables aspectos estudiados durante esta década. Los noventa también han producido un par de libros de divulgación "fántásticos", según Morgado, de dos de los mayores expertos, Antonio R.Damasio con El error de Descartes y el propio LeDoux con Elcerebro emocional. En sus páginas se habla de emociones, sentimientos y consciencia, e incluso de amor, pero teniendo presentes sus bases anatómicas, bioquímicas y electrofisiológicas.

Según Damasio, las emociones primarias, de las que se derivan todas las demás, son la felicidad, la tristeza, la ira, el asco y el miedo, esta última es la más conocida de todas por ser la que mejor se puede estudiar en ratas de laboratorio. Pero no todos están de acuerdo con esta clasificación, porque, como dice Jorge Wagensberg, director del Museo de la Ciencia, "clasificar las emociones equivale ya a tener una teoría de las emociones". Tal teoría todavía no existe, pero los avances "nos proporcionan la base para reducir el sufrimiento humano desarrollando nuevos tratamientos eficaces para enfermedades mentales como la depresión, la esquizofrenia y los trastornos de ansiedad", añade Kalin. "Y también son una gran promesa los nuevos estudios acerca de cómo los estados emocionales afectan al sistema inmunológico y el cardiovascular".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_