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Los libros de ciencias, calificados con un "suspenso"

Los libros de texto de ciencias de Estados Unidos no sirven. Ése es el dictamen recién emitido por la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias, la mayor organización norteamericana de científicos, y que ha centrado las discusiones de la Tercera Cumbre de Educación a fines de la pasada semana. La mayoría de los libros cubre demasiados temas y ninguno de ellos bien. "Incluyen muchas actividades que son irrelevantes para aprender ideas clave de ciencias y no ayudan a los estudiantes a relacionar lo que hacen con las enseñanzas de los libros", resalta uno de los apartados.El informe forma parte del Proyecto 2061, un plan a largo plazo que se inició en 1985 para reformar la educación en las áreas de ciencias, matemáticas y tecnología para el siglo XXI. Sólo uno de los libros usados en los colegios de todo EE UU fue calificado con un "aprobado marginal": el texto de física Materia y moléculas, publicado hace 11 años por la Universidad de Michigan.

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Los peores temores

Los editores de los otros nueve libros suspendidos han rechazado ahora hacer comentarios, pero anteriormente habían dicho que los cambiarían cuando el mercado demandara el cambio. El director del Proyecto 2061, George Nelson, declaró el viernes: "Este estudio confirma nuestros peores temores sobre los materiales usados para educar a nuestros hijos en los cursos fundamentales. La educación en ciencias es esencial y tiene que mejorar si queremos que nuestros estudiantes estén preparados para avanzar en la universidad y en el terreno laboral".Las malas noticias llueven sobre mojado. Hace un año, el ministro de Educación, Richard Riley, ya advirtió de que EE UU tenía que acelerar sus esfuerzos para mejorar los conocimientos de ciencias y matemáticas de sus estudiantes y para estar a la par del ranking internacional y hacer competitiva la fuerza laboral de cara al mercado global del nuevo milenio.

Riley hizo estas declaraciones tras conocerse el Tercer Estudio Internacional de Matemáticas y Ciencias en el que los estudiantes norteamericanos quedaron sólo por encima de Chipre y Suráfrica. Los resultados estaban muy lejos de la meta establecida por el presidente George Bush hace una década en el Plan de Educación 2000, y que fue reiterada por Bill Clinton en 1994, de que los estudiantes de EE UU debían ser los mejores del mundo.

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