Moscú pide a Washington más ayuda alimentaria
Se acerca otro duro invierno y, como en el último, se teme que la crítica situación económica y la mala cosecha hagan planear sobre Rusia el fantasma del hambre. El año pasado se equivocaron los agoreros, y los meses de frío polar trancurrieron sin que la hambruna se hiciera visible. Ahora la situación no parece mejor. Por eso, según la agencia Reuters, Moscú ha solicitado a Washington más de cinco millones de toneladas en ayuda alimentaria, fundamentalmente trigo, maíz y soja.Para no perturbar el mercado interno, no está previsto que la ayuda se distribuya gratuitamente, sino que se venda. No hay confirmación oficial de la petición rusa. En el Departamento de Agricultura de EE UU se limitan a confirmar que se produjo (el pasado martes), pero no dan detalles de la misma. La negociación oficial comenzará probablemente en octubre.
Si el recurso al exterior estaba justificado el año pasado, al registrarse la peor cosecha de grano de los últimos 40 años, en torno a los 48 millones de toneladas, parece también justificado en éste, cuando las previsiones apuntan a que no superará los 55 millones.
Ayer, Leonid Cheshinski, presidente de la compañía que actúa como agente del Gobierno ruso para la venta del grano norteamericano, hizo públicas estas estimaciones y pronosticó que el resultado de las conversaciones con EEUU sobre la nueva ayuda dependerá de la evaluación que haga Washington sobre cómo se gestionó la última. Los norteamericanos, añadió, deben convencerse de que no se va a violar el acuerdo al que se llegue y de que el robo de la ayuda, a lo largo del proceso de distribución de la misma, estará descartado.
Según Cheshinski, el pago a la Administración central del grano del anterior paquete de ayuda se está produciendo ahora, incluso por adelantado, en muchas regiones rusas. Para el 22 de septiembre debían haberse ingresado unos 10.000 millones de pesetas en una cuenta especial creada por el Ministerio de Finanzas. Sorprendentemente se depositaron casi 2.000 millones más.
Fuerte polémica
En el pasado, la ayuda exterior se ha visto rodeada de una fuerte polémica, especialmente por el temor a que terminase llenando los bolsillos de unos cuantos mafiosos y funcionarios corruptos sin beneficiar directamente a la población. Ese temor renace ahora con fuerza.
Además, Rusia, pese a la grave crisis económica por la que atraviesa y a que tiene una deuda exterior de más de 20 billones de pesetas, se resiste a dar la imagen de un país tercermundista que depende de la caridad internacional.
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