Los países del norte de la UE bloquean la negociación pesquera con Marruecos
El Reino Unido, apoyado por otros países del norte como Alemania, Suecia, Holanda y Dinamarca, a los que también se sumó Italia, bloquearon ayer, en la reunión del Grupo de Política Exterior de la Unión Europea, la aprobación de la propuesta de mandato planteada por la Comisión para renovar el acuerdo pesquero con Marruecos que expira el 30 de noviembre. Este grupo de países exige garantías a la Comisión de que en las negociaciones con Rabat no se van a superar los 125 millones de euros (20.800 millones de pesetas) asignados para este acuerdo.
Tras esta posición del Grupo de Política Exterior, deberán ser los representantes permanentes quienes digan la última palabra la próxima semana. Italia, el único país mediterráneo que se ha sumado a esa posición de bloqueo al acuerdo, ha justificado su actitud no por cuestiones de ahorro, sino en demanda de un mayor peso de la flota italiana en esas aguas, en las que actualmente el 90% de los barcos que faenan son españoles.Tal como se temía en medios pesqueros y de la propia Administración española, el acuerdo pesquero con Marruecos irá para largo. Históricamente, lo habitual en las negociaciones para renovar los acuerdos pesqueros eran los retrasos provocados por las autoridades de Rabat, que preferían desarrollar las conversaciones con las flotas comunitarias amarradas. En esta ocasión, a la tradicional actitud de Marruecos se han sumado las propias diferencias entre los países miembros con la cuestión financiera como razón de fondo. No se trata,sin embargo, de una posición novedosa.
España pierde peso
Bruselas destina anualmente a la renovación de acuerdos pesqueros con terceros países unos 280 millones de euros (50.000 millones de pesetas), gastos que en medios comunitarios se han considerado excesivos por los países del norte, que reclaman una mayor participación de los propios armadores en esos gastos. De esa cantidad, hace unas semanas la Comisión Europea reservó, en su propuesta para aprobar el mandato negociador con Marruecos, una partida de 125 millones de euros, equivalentes a 20.800 millones de pesetas.
El Reino Unido, entre otras exigencias, quiere garantías de que, en el desarrollo de las negociaciones no se va a superar esa partida de 20.800 millones de pesetas. A la vista de los acuerdos anteriores, esta cantidad se quedaría corta: es el coste del acuerdo vigente en la actualidad, mientras que el anterior ascendió a 13.000 millones de pesetas al año.
Además de esta partida financiera, la propuesta de la Comisión contempla como política de fondo la necesidad de intensificar la cooperación bilateral entre ambos países partiendo del respeto a los caladeros de Marruecos. Bruselas planea, además, avanzar en la filosofía defendida por Rabat para aplicar unas mayores exigencias a los barcos que operen en aguas del país norteafricano. Entre ellas está la de comprometerse a realizar más descargas de pescado en puertos de Marruecos. Frente a estos planteamientos de la Comisión, las autoridades de Rabat quieren ir más lejos y se han mostrado mucho más radicales. Marruecos ha reiterado su decisión de no renovar el actual acuerdo pesquero y sustituir el mismo por otro de segunda generación en el que, además de recursos financieros, se pretende la creación de empresas mixtas e iniciar la constitución de un sector pesquero propio que abarque desde la producción a la transformación.
La posición de los países del norte se interpreta en medios pesqueros como la confirmación de la pérdida de peso de la pesca en el marco comunitario y, concretamente, de España. Es lo que sucede también en la política de nombramientos. Ayer la Comisión Europea designó al danés Steven Smith como nuevo director general de Pesca, en lugar de un español como quería el ministro de Agricultura, Jesús Posada. Se da además la circunstancia de que el país de origen de Smith, Dinamarca, es uno de los que ayer bloquearon las negociaciones de pesca con Marruecos.
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