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CONSUMO

Casi la mitad de las frutas y verduras en los mercados españoles tiene residuos de pesticidas

Con niveles similares, los británicos exigen a su Gobierno que limite el uso de plaguicidas

El 40% de las frutas y verduras que consumen los españoles tiene residuos de pesticidas. Algo más del 2% supera los límites legales. No se trata de niveles tóxicos, asegura el Ministerio de Agricultura. Pero con resultados similares los consumidores británicos han conminado esta misma semana a su Gobierno a poner coto al uso de plaguicidas en la agricultura productiva. No en vano, acaban de descubrir por un informe oficial que una lechuga es tratada hasta con 11 sustancias químicas diferentes antes de llegar a la mesa.

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No es una recomendación vana aquella de lavar bien la fruta y los vegetales antes de llevarlos a la boca. Especialmente la fruta. El informe que cada año elabora el Ministerio de Agricultura con datos aportados por las 17 comunidades autónomas muestra que el 60% de las muestras analizadas en 1998 contenía residuos de los pesticidas con que son tratadas. Algo menos se detectó en las hortalizas, un 26,11%. Si el resto analizado no contiene trazas de contaminantes químicos, la primera conclusión a la que llega el consumidor es que es factible ofrecer productos limpios.Los niveles encontrados son los permitidos por la ley, por lo que, aparentemente, no tendrían efectos negativos para la salud. Tampoco son peligrosos, asegura Agricultura, ese 2,38% de alimentos en los que se han superado los límites de plaguicida legales. "Los niveles encontrados de residuos eran toxicológicamente aceptables", matiza el informe oficial. Lo que se hace en estos casos es advertir al productor, analizar una segunda muestra de la partida que ha dado positivo y hacer un seguimiento del cultivo para corregir las posibles deficiencias, sigue explicando el estudio. En cuanto a los cereales, no llega al 15% las muestras con residuo de plaguicidas. El arroz, con mayor frecuencia que otros. En dos partidas de trigo y avena se han hallado además niveles superiores a los legales de lindano, uno de los contaminantes orgánicos más relacionados con el cáncer.

Naranja y melocotón

Los resultados obtenidos desde 1995 reflejan que los niveles de contaminantes encontrados se han mantenido muy parecidos desde entonces. Si acaso han sido ligeramente superiores durante 1997 y 1998. Paralelamente, el Ministerio elabora otro informe enmarcado en un plan de vigilancia diseñado por la Comisión Europea que culmina en un informe anual sobre la situación de todos los países miembros. En este caso se analizan productos frescos y congelados tanto nacionales como importados para consumo nacional. La mayor incidencia de plaguicidas se encontró en las naranjas y el melocotón.

Para Agricultura, son hallazgos dentro de la normalidad. Se trata, de hecho, de niveles de contaminantes muy similares a los que acaba de hacer públicos el Gobierno británico en su informe anual. Las diferencias este año han sido que el ejecutivo de aquel país ha optado por identificar a los establecimientos y mercados donde se detectaron irregularidades, y que los consumidores del Reino Unido no se han conformado esta vez con saber que la contaminación que llevan a su estómago está dentro de los límites permitidos.

Es la primera vez que el informe británico elaborado todos los años a instancias del Gobierno por el Servicio de Seguridad de los Pesticidas nombra los productos afectados y a su proveedor. La respuesta no se ha hecho esperar. A la vista de que una lechuga corriente es fumigada por lo menos 11 veces antes de llegar a la mesa, la Asociación del Consumidor ha pedido al Gobierno que ponga coto a dichas prácticas de inmediato. El número de plaguicidas que se usan en agricultura es importante. En el informe español se ha buscado la presencia de hasta 73 pesticidas diferentes.

Pero no se trata sólo de la humilde herbácea de la huerta, que en una de sus variedades, la de oreja de burro, vendida por la cadena alimentaria Safeway, contenía en 1998 organofosfatos, sustancias asociadas al deterioro del sistema nervioso. Un tipo de peras importadas de Holanda por los almacenes Marks & Spencer incluían en la misma fecha chlormequat, un regulador químico del crecimiento prohibido en el Reino Unido. Sainsbury, el supermercado de mayor solera del país, tampoco se libra. Su espinaca fresca traída de Italia tenía permethrin, al que se atribuyen disturbios del sistema endocrino.Hasta en el chocolate de la casa Tesco, principal rival de la familia Sainsbury, había lindano. En la relación de infractores no aparece ningún proveedor de origen español

El informe del Reino Unido concluye, tranquilizador, que sólo el 1,4% de las muestras superaba los límites permisibles. En otro 25% había trazos visibles aunque inocuos.

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