Magdalena Lasala novela la época dorada de la Córdoba musulmana

Magdalena Lasala (Zaragoza, 1958) lleva más de diez años investigando la cultura andalusí. Fruto de esa inmersión fue Moros y cristianas (Emecé), una colección de relatos escritos conjuntamente con Ángeles de Irisarri, y que ahora tiene una continuación en La estirpe de la mariposa (Emecé), la primera novela de Lasala, que recrea la fundación de Medina Azahara durante el reinado de la dinastía Omeya.

"Los musulmanes vivían entonces un poco al margen de cualquier tipo de islamismo, especialmente con respecto a lo que ocurría en el siglo X en el norte de África y en la península Arábiga", relata la autora. Para Lasala, en esos 90 años se produjo un milagro de entendimiento. "Los árabes llegaron imbuidos de una cultura muy occidentalizada que tenía sus orígenes en Persia y en el hedonismo griego, y aquí encontraron una forma de entender la supervivencia que cuadró perfectamente con sus ideas. El placer intelectualizado unido al placer vivido dio como resultado un culto por la belleza, el saber y el disfrute de la vida que me apasiona". Para Lasala, Medina Azahara es un símbolo. Desenterrar lo que ocurrió allí mil años después ha supuesto un reto para esta mujer que ha dedicado la mayor parte de su vida literaria a la poesía y a ofrecer recitales en torno al esplendor de Al Andalus. La transición de la lírica al relato y a la novela ha sido "un reto". "Aunque la estructura de la novela se amolda bien a lo que yo soy y a esa forma lírica de expresarme", aclara.La estirpe de la mariposa tiene un componente rigurosamente histórico: las vidas de Abderramán III, el hombre que proyectó la ciudad; su hijo Al Hakam, el que ejecutó la idea, y Almanzor, el que cambió el curso de la historia, recorren las páginas de la novela de la mano de las mujeres a las que amaron.

Soledad y sabiduría

Para Lasala, su primera novela es una reflexión sobre el poder a través de las voces de cinco generaciones de mujeres. "Ellas se van transmitiendo una herencia de independencia ganada a base de soledad y sabiduría, todo ello simbolizado en un colgante de cuarzo rosa, que se parece a una mariposa y que se pasan de unas a otras".De las mujeres que protagonizan La estirpe de la mariposa, sólo una de ellas, Lubná, consejera en el Gobierno de Al Hakan y experta en gramática, caligrafía y matemáticas, y a la que los tratados históricos definen como una dama de gran belleza, existió en realidad.

Lasala vive en Zaragoza y comparte su vocación literaria con su trabajo en Ibercaja, empresa para la que diseña la programación cultural. La escritora pasa también temporadas en Córdoba -"las cosas hay que respirarlas"-, ciudad a la que compara con la importancia que han tenido, siglos después, Nueva York o Berlín. Todavía añora los días en que se abrieron en Córdoba escuelas de copistas, calígrafos y traductores, y donde se favorecía el arte de la poesía y la música. Y no se explica por qué una herencia tan rica como la árabe ha tenido tan poca repercusión literaria en España, aunque, en su opinión, la respuesta es que hemos crecido negando y denostando esa cultura.