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Elorza recrimina en público a Kutxa su postura sobre la sala de exposiciones

Maribel Marín Yarza

VIENE DE LA PÁGINA 1 La ceremonia inaugural se desarrolló en un edificio en el que todavía restaban detalles por rematar. Comenzó sobre las 12 horas con el desfile de autoridades, que fueron recibidos con una ezpatadantza y saludados con los gritos de un grupo de manifestantes que reclamaba el acercamiento de los presos de ETA a las cárceles vascas. En el interior del complejo se dieron cita las fuerzas vivas de la ciudad y los agentes culturales, quienes precisamente deberán sacar rendimiento a las instalaciones. El alcalde de San Sebastián, quien ha defendido el proyecto a capa y espada ante las dificultades, expresó lo que tantas veces ha reiterado; que con el Kursaal "San Sebastián ofrece su nueva imagen de modernidad y prestigio, su vocación de capital cultural, de ciudad de vanguardia". Pero su discurso no se quedó en lo meramente estético. Elorza aprovechó para reclamar el dinero de todas las instituciones, con el fin de convertir así el complejo en punto de referencia ineludible a nivel cultural y congresual. En su intervención dejó espacio para la polémica. "Solo hay una sombra", dijo ante cientos de personas: "una maravillosa sala de exposiciones sin dueño". El dardo contra Kutxa, no pudo ser más directo; el presidente de la entidad, Fernando Spagnolo, se encontraba en los asistentes, lo que augura un nuevo freno en las complicadas negociaciones entre el alcalde y los responsables de la caja de ahorros. Elorza no recibió la respuesta de Spagnolo, pero asistió sin inmutarse a un discurso del diputado general de Guipúzcoa que le dejaba en un segundo plano. Sudupe restó méritos al protagonismo del alcalde en la culminación de este proyecto. Destacó con insistencia "la gallardía" de la corporación municipal -formada por nacionalistas- que dio en su día luz verde al proyecto pese a no tener la financiación asegurada. Tras el discurso netamente político del lehendakari Ibarretxe, la comitiva hizo una visita al complejo, que ofrece un auditorio con capacidad para 1.850 personas y una sala de cámara como principales espacios. Los donostiarras los estrenaron ayer con un concierto de Ainhoa Arteta y la Orquesta Sinfónica de Euskadi. El Kursaal sitúa a San Sebastián en la vanguardia arquitectónica; rompe con el entorno y entierra el romanticismo del edificio que le antecedió en la historia. En este solar, que ha permanecido yermo durante más de dos décadas, se alzaba el Gran Kursaal, uno de los casinos más modernos y lujosos de Europa, venido a menos con la llegada al poder de Primo de Rivera. El 25 de enero de 1973, después de intentos infructuosos por readaptar sus actividades en el ámbito cultural, las piquetas derribaron el edificio. Hoy, el Kursaal mantiene el nombre y hace así un guiño a la historia, pero nada más que eso. Miguel Ángel Cortés dijo ayer que San Sebastián "es una de las ciudades que más claro ha tenido sus activos". Ahora sólo queda sacarles rendimiento.

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