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Torroella, casa de todas las culturas

Una gran tienda saharaui ha recibido durante todo el fin de semana pasado a los visitantes al pie de la muralla de Torroella de Montgrí (Baix Empordà). Era la puerta de entrada al primer Mercat del Món, un recinto con tenderetes de países de todo el mundo que ha completado los actos de conmemoración del 50º aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, incluidos en el 19º festival de música de la población ampurdanesa. El sábado por la tarde, cuando se abrió el mercado, un cantor posiblemente chileno hacía sonar su guitarra ante una haima (tienda característica del Sahara), en cuyo interior jugaban niños de diferentes razas. Entre la audiencia se mezclaban rostros africanos con una mayoría local, una imagen que ni buscada hubiera trasmitido mejor el espíritu de la propuesta. Un nombre tan ambicioso como Primer Mercat del Món hace volar la imaginación. El visitante espera que, como mínimo, podrá comprar el mundo. Pero la realidad le llena de camisetas con deidades indias o relojes de pulsera "swisse made", probablemente fabricados en Turquía, y gafas de sol de marca, pero sin marca. Eso sí, justo al lado podían comprarse máscaras de madera, marroquinería de colores y algún djembé (tambor), o solidarizarse con los movimientos africanos de lucha contra el sida. Una de cal y otra de arena. Pinchos y cuscús Más allá, en la plaza de la iglesia, se había instalado la oferta gastronómica. Los pinchos chilenos le ganaban el terreno al cuscús y unos apetitosos choripanes se apilaban junto a carnes que no acababan de asarse. Dulces de leche y pastelitos iraníes pugnaban por ser el mejor postre. Los olores se entremezclaban con un resultado que excitaba tanto las fosas nasales como la imaginación viajera. Aquí el público se agolpaba con bastante más interés que en la zona dedicada a la artesanía, aunque era imposible conseguir una cerveza, y las latas de cola, servidas en tenderetes magrebíes, eran todas sin cafeína. En el resto de la población, la presencia del mercadillo era también evidente. Una peluquera africana trenzaba los cabellos de voluntarios ante una nutrida audiencia, mientras los escaparates de multitud de tiendas saludaban al paseante con frases referentes a los derechos humanos. Ha sido la primera vez que los responsables del Festival de Música de Torroella de Montgrí organizan un mercadillo. "Queremos poner nuestro grano de arena para frenar las actitudes xenófobas contra los inmigrantes, casi siempre provocadas por la ignorancia. Conocer las costumbres de otras culturas es una forma de lograr el acercamiento", explicó Josep Lloret, director del festival. "Este mercadillo tiene lugar poco después de los incidentes xenófobos de Terrassa. Existe la creencia de que este tipo de iniciativas no son necesarias, pero los sentimientos racistas pueden resurgir en cualquier momento", añadió Lloret.

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