Chávez pone su cargo a disposición de la Constituyente venezolana

Buscando demostrar su escaso apego a la presidencia, Hugo Chávez pondrá su cargo a disposición de la Asamblea Nacional Constituyente que a partir de hoy decidirá el futuro político de Venezuela. Mayoritarios sus partidarios en la convención, la Asamblea, encargada de redactar la nueva Constitución, pero dispuesta a intervenir todos los poderes del Estado, probablemente le reelegirá presidente. La ceremonia servirá para dejar claro ante el país y la comunidad internacional que los 131 constituyentes pueden, si lo juzgan conveniente, disolver también el Tribunal Supremo y el Congreso, según fuentes oficiales. Los únicos cuatro miembros de la oposición que lograron acta de diputado en las elecciones del pasado 25 de julio consideran que, de hacerlo, la Asamblea sobrepasaría sus atribuciones legítimas y su actuación rozaría el golpe de Estado. Así lo establece también una resolución del máximo tribunal. Pero las opiniones de opositores y magistrados del Tribunal Supremo encuentran poco eco en la prensa y la opinión pública, que mayoritariamente pide, según todas las encuestas, que Chávez entierre las instituciones que durante 40 años mantuvieron la democracia en Venezuela, reos de traición por corruptos y por llevar la nación a la ruina, según sus partidarios. La dinámica de convención en la que ha entrado la Asamblea, incluso antes de constituirse formalmente, hace difícil establecer un calendario. Lo único que se sabe con certeza es que la ceremonia inaugural se dará hoy en la Universidad Central de Venezuela, para pasar el jueves a ocupar la sede del Congreso, primer acto simbólico del poder máximo del Estado que se atribuyen los constituyentes. Chávez comparecerá ese día ante los asambleístas, según fuentes oficiales, pero nadie descarta un golpe de efecto y que el presidente acuda hoy al acto de instalación de la Asamblea. El jefe del Estado les entregará un borrador de Constitución elaborado por su equipo, violando la autonomía de la Asamblea, la "soberanísima", en expresión de Chávez, y tropel de levantamanos a su servicio, según la oposición.