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El calor no desanima a los asistentes al Festimad

Los efectos del accidente de la carretera de A Coruña incidieron también en la jornada de ayer del Festimad 99. Las carreteras de acceso al parque de El Soto de Móstoles sufrieron los desvíos que las autoridades se vieron obligadas a hacer para aliviar el gran parón de la N-VI. Era uno de los comentarios más repetidos entre los cientos de jóvenes que llegaban ayer al Festimad en las primeras horas de la tarde. "He venido por la M-40, y he estado más de tres cuartos de hora parado", "pues yo, no veas, por Villaviciosa no había quien pasara", esta y otras frases parecidas se escuchaban entre las pandillas de jóvenes que se habían citado a la entrada del parque para vivir otra jornada de música independiente. Los acampados no se habían enterado del incidente. "Menos mal que sí que tocan los Black Crowes", decía un muchacho a su amigo recién encontrado, "porque ayer Metallica me amuermaron". Algunas informaciones sobre la posibilidad de que no actuasen los Black Crowes hicieron que el número de asistentes bajase ayer a 15.000, de los 20.000 de la primera jornada.El Festimad 99 había cumplido el jueves su primera jornada sin incidentes dignos de mención y afrontaba el segundo y definitivo día con las mismas precauciones, pero con un talante un poco más tranquilo.

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A eso de las 18.30, Manuel Martínez Cabezas, director de la Cruz Roja de Móstoles, hacía balance de las intervenciones que habían llevado a cabo. "Hasta ahora hemos atendido unos 400 casos", reconocía, "la mayoría por quemaduras de sol, rozaduras, numerosas lipotimias, heridas incisocontusas y cefaleas, además de algún dolor de estómago". Pero el trabajo, reconocía Martínez Cabezas, se había desarrollado sin excesivos agobios. "Lo más significativo fue una chica que se había cortado en una mano y un joven con una fuerte intoxicación por sustancias psicotrópicas".

Aunque era la primera vez que Manuel Martínez ejercía de director, es un veterano del Festimad, en cuyas anteriores ediciones actuó de subdirector. Tiene argumentos para comparar anteriores ediciones: "Este año el público es más tranquilo que otros años, no sé si por el calor o puede que los seguidores de Metallica, el grupo estrella de ayer [por anteayer] sean ya un poco mayores y no les vaya tanto el jaleo". Entretanto, ayer las bandas musicales siguieron su desfile por los diversos escenarios del recinto festivalero. Se respiraba cierta decepción la noche anterior por la pesadez de Metallica, una de las actuaciones con más expectativas. "Se pasaron un huevo", decía uno, "es que no se puede estar más de dos horas y media con el mismo machaque de guitarra", decía otro. Mientras, había rebelión entre los reporteros gráficos por lo parco que había sido el representante del grupo al repartir los pases que daban derecho a hacer fotos desde el foso al pie del escenario. Lo mismo que de la tardanza de Tricky, justificada por la afección de asma que le sobrevino por el polvo de la carpa donde tocó el jueves.

Y es que el polvo ha sido otro de los protagonistas del Festimad. El barro y la lluvia de otros años dieron paso al calor y a un ambiente espeso y pegajoso que salía del suelo seco del parque, removido por 30.000 pies desplazándose de un lado a otro. Un rato en el mercadillo, un rato viendo al grupo que apetece, otro dejándose tatuar la piel, o viendo cómo se hace, o consumiendo una de las 600 pizzas que el único puesto de esta internacional comida llegó a despachar hasta ayer por la noche. Fromheadtotoe, la banda catalana que actuó en el escenario grande a media tarde, dejó al personal mucho más que satisfecho mientras se preparaban ya para recibir a los Black Crowes, la banda llamada a colmar las frustradas expectativas del día anterior. Mientras, la juerga latina con Control Machete, Orishas o los argentinos Bersuit siguió poniendo la feria mestiza en el escenario del Antojito, el descubrimiento de este año.

Según Julio Muñoz, responsable de la organización del Festimad, uno de los defectos casi solucionados con respecto a la anterior edición y de cara a ésta ha sido el modo que han tenido algunos pícaros de colarse. Este año, un sistema de vigilancia más completo ha evitado las avalanchas del 98, informa Fernando Martín. A cambio, algunos han ideado un modo de falsificar la pulsera que cada asistente debía llevar puesta para poder acceder al recinto. Pero no se falsificaba cualquier pulsera, sino las de color negro, que facilitaban a la prensa la entrada.

Y a falta de datos más completos, que se conocerán más adelante, pocos incidentes más ha habido que reseñar en el Festimad que ayer concluía. La respuesta de los asistentes al cambio de fecha parece positiva, aunque la organización no descarta regresar el año que viene al puente de mayo, fecha más emblemática para un festival madrileño.

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