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EE UU adopta por primera vez medidas para controlar los transgénicos

El Gobierno de Estados Unidos se ha mostrado dispuesto en estos días a incorporar por primera vez ciertas regulaciones al comercio de productos modificados genéticamente, conocidos como transgénicos. El Departamento de Agricultura ha anunciado que, de ahora en adelante, exigirá el visto bueno de un organismo científico independiente antes de aprobar nuevas variedades de cultivos y que se crearán centros de investigación para profundizar en el conocimiento de los posibles efectos a largo plazo de los productos transgénicos. Los agricultores estadounidenses recogen cada vez más cosechas modificadas genéticamente para que sean más resistentes a insectos, herbicidas y cambios climáticos. Los defensores de esta técnica biotecnológica aseguran que de este modo los productos necesitan menos agua para crecer y proporcionan mayores valores nutritivos para el consumidor. La mitad de las cosechas actuales de EEUU (unos 28 millones de hectáreas) nacen de semillas alteradas genéticamente y, dentro de cinco años, prácticamente todos los productos agrícolas que exporte EEUU estarán modificados con esta técnica, según han señalado diversos analistas.Las nuevas medidas del Gobierno que preside Bill Clinton responden al recelo que ha mostrado la Unión Europea para importar productos transgénicos.

Muchas organizaciones de consumidores (y la legislación europea) exigen que estos productos incorporen de inmediato una etiqueta explicativa. Los agricultores y el Gobierno de EEUU se resisten a ello porque aseguran que no hay diferencias entre un producto orgánico y uno transgénico. Hace poco se presentó en el Congreso de EEUU una propuesta para pedir que se etiquetaran estos productos, avalada por las firmas de 500.000 consumidores norteamericanos. El Departamento de Agricultura no ha querido ir tan lejos pero no ha descartado que pronto pueda adoptarse una norma en ese sentido.

El secretario de Agricultura, Dan Glickman, aseguró que el organismo al que se encargue la supervisión de los nuevos productos biotecnológicos "estará libre de toda influencia por parte del sector y de las autoridades reguladoras". EE UU ha sido siempre el país que más ha defendido la libre circulación de productos transgénicos, y también el que más ha aprovechado los beneficios de la biotecnología: es el territorio donde más hectáreas hay cultivadas y el que dispone de gran parte de las empresas más poderosas del sector.

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