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Bofill ampliará el puerto de Barcelona con una torre de 160 metros envuelta en vidrio

El arquitecto incluye un museo, una plaza y una nueva playa sobre espacio ganado al mar

Barcelona contará en breve con una nueva zona diseñada por el arquitecto Ricardo Bofill. Se trata de la penúltima ampliación del puerto de Barcelona, sobre terreno ganado al mar, donde se incluirá un edificio de 160 metros de altura, envuelto en vidrio y destinado a hotel, y un segundo bloque en forma de pirámide truncada, con accesos interior y exterior, que será un museo de tipo mediterráneo. Entre ambos, una plaza de 17.000 metros cuadrados con una zona dura y otra semiboscosa. El área se cierra con un nuevo puerto de pescadores con lonja incluida.

El último proyecto urbanístico de Ricardo Bofill es una síntesis de 35 años de historia de su taller de arquitectura; una suma de proyectos en los que abordaba la recuperación de estructuras neoclásicas (Teatre Nacional de Catalunya, en Barcelona) y de elementos de sus primeras obras, como la volumetría y los juegos con la luz (edificio de viviendas Walden 7, en Sant Just Desvern). Añádase a ello la mediterraneidad: no es que la zona en la que se va construir esté junto al Mediterráneo, es que se halla sobre el propio mar, ya que se edificará sobre 154.000 metros cuadrados ganados al agua. Las cifras del proyecto parecen claras: 22.000 millones de pesetas de inversión, prácticamente garantizados gracias a la participación de la iniciativa privada; 154.000 metros cuadrados ganados al mar, con un total de 107.000 metros cuadrados edificados. De ellos, 60.000 estarán ocupados por el hotel de 160 metros de altura; 35.000 metros cuadrados más se destinarán a un edificio multimedia que cumplirá funciones de museo multimedia interactivo, y otros 20.000 metros serán para el nuevo puerto de pescadores, que incluirá también una zona de subasta de pescado.

Entre los dos edificios principales (el hotel y el museo) se construirá una gran explanada abierta al mar, de una superficie de 17.000 metros cuadrados, con funciones de plaza cívica o espacio de participación ciudadana.

La plaza, que si Bofill pudiera decidir se llamaría del Mediterráneo, estará al nivel del nuevo rompeolas (unos 11 metros por encima del nivel del mar) y cubrirá un aparcamiento para 1.100 vehículos.

Todo ese espacio nace de la modificación del puerto antiguo y ésta es la penúltima ampliación del puerto de Barcelona. La última, al menos en el horizonte actual, será la que se produzca una vez desviado el río Llobregat. La ampliación parte de la apertura de una nueva bocana, una vez terminado el puente actualmente en construcción. Esto facilita la construcción de un nuevo rompeolas, que dará resguardo al puerto pesquero, y de un paseo de 8.500 metros cuadrados.

Las obras permitirán dividir el puerto en dos zonas: la del sur, destinada a mercancías, y la norte, junto a la zona que diseña Bofill, dedicada a pasajeros, tanto de cruceros como de líneas regulares y embarcaciones de recreo.

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