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El Ejército asegura que ha abortado el plan de la guerrilla de llegar a las puertas de Bogotá

El Ejército colombiano insiste: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pretendían atacar varias poblaciones cercanas a Bogotá y bloquear todas sus vías de acceso. El comandante del Ejército, general Jorge Enrique Mora, aseguro ayer que sus hombres lograron evitar que el plan tuviera éxito y por eso se produjeron el jueves violentos combates en el área rural de Gutiérrez, a unos 70 kilómetros de Bogotá. "Los combates siguen", dijo Mora, quien aceptó 36 bajas en su tropa, 17 de ellos con tiros de gracia en la cabeza. El Ejército afirma que murieron 38 guerrilleros.

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Como prueba del plan de la insurgencia, el general presentó una comunicación interceptada por organismos de inteligencia en la cual se escucha al comandante guerrillero Mono Jojoy, el más militarista de los miembros de las FARC, y al comandante Romaña, temido por ser el ideólogo de las pescas milagrosas y a quien se acusa de comandar el operativo en las cercanías de la capital. Mono Jojoy le dice a Romaña: "Felicitaciones, entonces tomen todas las medidas..., bloquee a Bogotá por las vías y vamos ahí en avance...". Mientras el general Mora acusaba ayer a Manuel Marulanda, alias Tirofijo, como responsable de todos los crímenes de los "bandidos" de las FARC, los noticieros de televisión mostraban un dantesco cuadro: cuerpos de soldados tirados en el establo que hizo las veces de campo de batalla en Gutiérrez. Las imágenes mostraban botas aquí y allá, papeles, pedazos de plástico con los que los soldados improvisan, en cualquier lugar, sus campamentos. Los 36 cadáveres los encontró la Cruz Roja en un área envuelta en la niebla. "No se puede hablar de derrota militar ni de emboscada. Hubo combates intensos", afirmó también el comandante del Ejército. "El sacrificio de estos soldados no puede pasar desapercibido", agregó Mora al pedir apoyo a las fuerzas militares.

Venganza

La guerrilla no se han referido a los objetivos de su acción. Nelson Robles, uno de sus comandantes en la zona, se limitó a decir a los periodistas, que llegaron a las inmediaciones de Gutiérrez después de tres horas de camino por carreteras empinadas, que se trataba de una "retaliación [ven-ganza]" por la muerte de Miller Perdomo, jefe del frente 51 de las FARC, caído en combates con el Ejército el pasado mes de abril. Perdomo estaba a punto de convertirse en el jefe de finanzas de las FARC, y dirigía a los hombres que operan en la región de Sumapaz, vecina a Gutiérrez, un apéndice rural de Bogotá que forma parte del corredor que permite a la guerrilla transitar, atravesando la cordillera, desde la zona de llano y selva, hoy desmilitarizada para los diálogos de paz, hasta la capital. El general Mora también fue duro al hablar de esta zona de distensión, que calificó como un área de tráfico de armas y de drogas. Al cierre de esta edición, en medio de una verdadera guerra de información, había aún muchos cabos sin atar en este nuevo episodio de guerra. Nadie sabe qué ha ocurrido con nueve policías de Gutiérrez que salieron de la localidad cuando se escucharon los primeros sonidos de la guerra que se libraba a escasos kilómetros del casco urbano, y que jamás volvieron. "Salieron a brindar apoyo y terminaron acorralados", dijo un oficial de esta fuerza. "Están enrastrojados [escondidos]", creen algunos, protegidos por la neblina que cubre la zona e impide muchas veces ver más allá de un metro. El temor es que las FARC los haya secuestrado. En este momento la organización guerrillera tiene en su poder como prisioneros de guerra a 435 miembros del Ejército y la policía. Con ellos, las FARC quieren presionar al Gobierno para que el Congreso apruebe una ley de canje permanente que saque de las prisiones a los presos guerrillero.

Alfredo Rangel, politólogo experto en temas militares, dijo ayer que, en esta ocasión, el Ejército, con sus versiones, trata de convertir en éxito militar lo que fue un éxito del adversario.

Según relató el soldado José Bocanegra a una cadena de radio, los combates se iniciaron a las cinco de la mañana del jueves: "Yo estaba escuchando radio en el cambuche [tiendas de campaña hechas de plástico] cuando oí la balacera [tiroteo]. Sabíamos que otra unidad estaba en la zona y fuimos a apoyarlos. Nos recibieron con plomo y respondimos con plomo". Otro soldado, Marcos Morales, de 19 años, contó a una periodista del diario El Espectador: "Los campesinos nos dijeron que la guerrilla nos iba a caer. También supimos que iban a llegar los refuerzos [militares], pero la guerrilla se les adelantó". Según los periodistas, los guerrilleros se retiraron a las dos de la tarde y, para hacerlo, utilizaron los todoterrenos de los medios de comunicación. "Nos obligaron a transportarlos", contó uno de ellos. Las imágenes de televisión mostraron a los muchachos [los guerrilleros] tranquilos, con la bandera de Colombia cruzada sobre el pecho. Estaban satisfechos con los resultados del combate y aseguraron que en sus filas sólo hubo cinco muertos. El Ejército habla de 38 .

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