Freno a los beneficios

Las empresas españolas se han beneficiado durante los últimos años de un crecimiento económico notable y de un descenso en picado de los tipos de interés. Los beneficios societarios han mantenido elevadas tasas de crecimiento favorecidos por el aumento de la actividad económica, el crecimiento del consumo, la moderación salarial y la atmósfera general de prosperidad que suele acompañar a la fase alcista del ciclo económico. Pero en el primer trimestre de 1999 los indicadores seleccionados y tratados por la Central de Balances del Banco de España presentan un panorama algo distinto. El resultado económico bruto de las empresas durante ese periodo creció el 4,3%, casi diez puntos menos que en el mismo periodo de 1998; y en opinión del banco, el análisis de estos resultados confirma "la ralentización del ritmo de crecimiento de la actividad". En síntesis, la rentabilidad empresarial se ha mantenido, pero los factores que la hacen posible están perdiendo fuerza. Las empresas mantienen sus beneficios gracias al moderado aumento de los gastos de personal (1,5% en el trimestre, muy por debajo de la tasa de inflación) y al recorte de los gastos financieros (bajaron el 8,1%). El problema es que estos factores tienen un futuro dudoso. En el caso de los gastos laborales, porque la brecha entre rentabilidad y salarios tendrá que estrecharse con el paso del tiempo; y más cuando disminuye el desempleo, como demuestran las cifras de la EPA trimestral y del paro registrado, cuya tasa se ha situado por debajo del 10% en junio. En cuanto a los gastos financieros, las expectativas más probables son de aumento. El BCE probablemente no reducirá más sus tipos. Así que no es seguro que se produzcan nuevos recortes en los costes financieros que se puedan trasladar directamente a las cuentas de resultados. Existe, no obstante, una fisura entre el beneficio que las grandes empresas, con gran capacidad de negociación ante los bancos, pueden obtener con el abaratamiento del dinero y el que pueden aprovechar las pequeñas y medianas, que son aceptantes netas de las condiciones establecidas.

La misma diferencia aparece en la creación de empleo. La tasa media de variación del empleo ha descendido (-0,9%), pero si se descuentan los ajustes laborales realizados por cuatro grandes empresas ha crecido el 2%. Es decir, las grandes empresas siguen ajustando sus plantillas, mientras las pequeñas y medianas están sosteniendo la dinámica de creación de puestos de trabajo que pide la sociedad. De ahí que una de las reformas estructurales más necesarias sea la flexibilización de las condiciones legales establecidas para crear empresas. No tiene sentido que en España la constitución de una sociedad se demore entre dos y seis meses, cuando en Estados Unidos, por ejemplo, requiere entre dos y seis días.