_
_
_
_

El informe de Amnistía incluye a los Mossos por malos tratos a un detenido

Los malos vicios se aprenden rápidamente. Han bastado dos años, los transcurridos desde el inicio del despliegue de los Mossos d"Esquadra en Girona, para que Amnistía Internacional (AI) haya detectado en el expediente de este cuerpo policial una mácula que enmascara al resto de fuerzas de seguridad y les hace merecer, año tras año, un espacio en las páginas de la memoria anual de esta organización: los malos tratos y torturas a detenidos en comisaría. AI considera "grave y lamentable" que un cuerpo policial nuevo, que se "presentaba como moderno y democrático", recurra a este tipo de prácticas que atentan contra los derechos humanos. La Memoria de lo tolerable -título del informe de 1998- alerta, en el capítulo dedicado a España, sobre el incremento de las denuncias por malos tratos y torturas en las comisarías y en las prisiones. También constata el aumento de agresiones policiales de carácter racista, como la que ha motivado que los Mossos se hayan estrenado en la memoria de AI. Driss Zraidi, un ciudadano marroquí de 45 años, denunció ante el juzgado de Figueres y ante los representantes de la organización en el Alt Empordà que agentes de los Mossos d"Esquadra le empujaron contra un muro y le golpearon después de pedirle la documentación. "Le rompieron un diente, le quitaron las gafas y le rompieron deliberadamente una cadena de oro que llevaba. En la comisaría le golpearon una y otra vez, le pisotearon y le dirigieron insultos racistas", se relata en la memoria. El texto añade que la víctima sufrió la fractura de cuatro costillas. Josep Maria Bonet, miembro de AI en la comarca, explicó que una vez recibida la denuncia, la organización envió a un investigador de Londres para que comprobara sobre el terreno la veracidad de los hechos, condición indispensable para que el caso sea recogido en la memoria. Según Bonet, Driss Zraidi no es el único inmigrante que ha sido víctima de agresiones racistas por parte de los mossos. "Sabemos que ha habido otros casos que no han salido a la luz porque las víctimas carecen de papeles y no se atreven a presentar denuncia", asegura Bonet.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_