Kuwait proyecta, entre protestas, autorizar el voto femenino
El emir aprueba un decreto que rompe la tradición que impera en el golfo Pérsico
Kuwait, uno de los países más ricos del mundo, se dispone a reconocer el derecho de sufragio de las mujeres. La decisión, calificada de revolucionaria, pone fin al monopolio que durante décadas han venido ejerciendo los hombres sobre la vida política en este país, pero al mismo tiempo ha desencadenado una inesperada tempestad en el interior del pequeño emirato, al enfrentar los sectores laicos y progresistas con los conservadores-religiosos y fundamentalistas.
El Gobierno de Kuwait, siguiendo las directrices del emir Yaber al Ahmad al Sabah, ha puesto encima de la mesa un proyecto de ley en el que se reconoce a las mujeres plenos derechos políticos, empezando por el de votar en las elecciones y el presentarse como candidatas. El texto de la nueva ley, si finalmente es aprobado y entra en vigor, permitirá que Kuwait incremente en cerca de un 30% el escuálido censo electoral de este país, en el que por ahora sólo le es permitido votar a menos de un 6% de la población, es decir, 113.000 electores, sobre un censo real de dos millones de ciudadanos.
La iniciativa del emir Al Sabah ha sido favorablemente acogida por los sectores laicos y progresistas de la sociedad kuwaití, concentrados en el corazón de las grandes ciudades, pero ha provocado la protesta de los conservadores y muy especialmente de los movimientos religiosos fundamentalistas, que consideran que el proyecto de ley transgrede las reglas esenciales del Corán.
Hace pocos días, mientras un grupo de unas 400 mujeres salía a la calle y se acercaba al palacio del emir en el centro de Kuwait para agradecerle el proyecto de ley, por el que han estado luchando especialmente durante los tres últimos años, un nutrido colectivo de imames se despachaban desde las mezquitas con duras críticas contra el Gobierno, mezclando en sus diatribas argumentos jurídicos, religiosos y políticos.
Los discursos de los imames conservadores, en su mayoría próximos a las organizaciones radicales shiíes de los Hermanos Musulmanes, acabaron provocando las iras del Ejecutivo, que ha decidido tomar cartas en el asunto, atajar de raíz las críticas y suspender de empleo y sueldo al menos a una decena de predicadores, un hecho sin precedentes en la historia de Kuwait.
"Tengo la esperanza de que esto no sea más que el principio y que se complemente con otras medidas aperturistas y en el mismo sentido", dice el diputado local Yacubi Hayati, respondiendo al reto y las amenazas de los fundamentalistas radicales.
El proyecto de ley otorgando el derecho de voto a las mujeres se ha convertido en el plato fuerte de la campaña electoral que actualmente se desarrolla en Kuwait para renovar los 50 escaños del Parlamento -los comicios deberán celebrarse el próximo sábado 3 de julio -, que en definitiva será el encargado de debatir y de dar luz verde al proyecto impulsado por el propio emir.
La experiencia kuwaití ha recibido en los últimos días el respaldo de su gran tutor, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, quien junto con su esposa, Hillary, ha remitido al emir una carta de felicitación por la valiente decisión, sumándose así al apoyo demostrado por otros países árabes o musulmanes como Egipto, Irán, Pakistán o Indonesia que les precedieron en este reconocimiento.
El proyecto de ley ha sido recibido con perplejidad y silencio por los demás países del Golfo, especialmente por Arabia Saudí, donde los derechos políticos y cívicos de las mujeres están permanentemente conculcados y se les prohíbe no sólo el acceso a la Administración, sino además se les deniega el derecho a conducir sus propios vehículos. Las únicas excepciones en esta región son las de Qatar, que el pasado mes de marzo permitió a las mujeres votar en las elecciones municipales, y Omán que tiene dos mujeres en el Consejo Consultivo.
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