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El déficit en la balanza tecnológica y el reto europeo

La política científica europea para los próximos cinco años, encarnada en el V Programa Marco, quiere que por fin la unión ciencia-tecnología dé sus frutos: aplicaciones que inyecten competitividad a la industria en Europ. Así que España tendrá que espabilar. El mítico "que inventen ellos" se traduce hoy en una balanza tecnológica deficitaria y en una escasa participación empresarial en el sistema de I+D. Según el informe COTEC 98, la balanza tecnológica española aumentó su déficit en casi un 60% entre 1993 y 1996, sobre todo por el pago de royalties y rentas de la propiedad industrial.

Un indicador importante de la relación entre centros públicos de investigación y empresas son los contratos de las segundas con los primeros para una determinada investigación, casi siempre de forma confidencial. El CSIC ingresó por este concepto 13.500 millones de pesetas en 1997, el 6% de su presupuesto total, un poco más que el año anterior. Domingo Represa, de la OTRI del CSIC, coincide con otros responsables de estas oficinas en que la relación con las empresas se está fortaleciendo, aunque apunta que en general "los científicos se han acercado más a las empresas, por su necesidad de conseguir fondos para investigar, que a la inversa". Hay sin embargo un dato curioso: las OTRI facturaron en 1997 unos 2.000 millones de pesetas menos que en 1995, según datos del Plan Nacional de I+D.

Gonzalo León, de la Oficina de Ciencia y Tecnología, describe así la situación: "El número de patentes que solicitan las Universidades y OPI viene incrementándose en los últimos años, tanto de patentes solicitadas directamente por las Universidades y OPI, como las solicitadas por empresas. No obstante, debe proseguirse en esta vía".

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