Venter, un pionero emprendedor
Craig Venter es el pionero de la puesta a punto de métodos rápidos y baratos para secuenciar el genoma en pequeños fragmentos. Pero es también el que ha secuenciado completamente el mayor número de genomas de organismos inferiores: los gérmenes de la otitis de los niños (Haemofilus influenzae), del paludismo, de la tuberculosis, del cólera, de la sífilis y otros. Venter acaba de añadir un nuevo éxito a su carrera al secuenciar el genoma de Thermotoga maritima, una bacteria cuya secuencia nos debe dar muchas claves para el estudio de la evolución. Antiguo investigador de renombre del Instituto Nacional de la Salud estadounidense (NIH), abandonó en 1992 una carrera brillante, pero forzada, para volar por libre. Se asoció entonces con William Hasseltine, un investigador que había dejado la universidad de Harvard, en Boston, para fundar la empresa Human Genome Sciences y recaudar fondos privados. Su fin era secuenciar los genes que podían estar implicados en las enfermedades humanas, patentarlos y vender la información a la industria farmacéutica. Paralelamente, instaló por su cuenta un laboratorio independiente, sin ánimo de lucro, el Instituto para la Investigación Genómica, que colabora con el HGS y en el que secuenciará, en especial, genomas completos de bacterias. En mayo de 1998 anunció la creación de una empresa completamente nueva, Celera, cuyo fin es descifrar en tres o cinco años la casi totalidad del genoma humano. Prueba de velocidad Celera reúne al antiguo TIGR y a la compañía Perkin Elmer, fabricante de poderosas máquinas para secuenciar fragmentos de ADN, que funcionan día y noche. El mayor problema es ordenar luego los fragmentos, lo que requiere una informática avanzada todavía en desarrollo. Los poderes públicos se han tomado muy en serio la amenaza de Venter. Un consorcio internacional constituido por el NIH, los centros de secuenciación del Instituto Whitehead de Cambridge (Massachusetts), la Universidad George Washington de Saint Louis (Missouri), el Baylor College de Houston (Tejas) y el centro Sanger británico, financiado por la fundación Wellcome, ha cogido el relevo y ha anunciado que concluirá el genoma humano en el 2001. Se ha previsto una financiación colosal, diez veces superior a los costes anunciados por Celera. Está claro que la simple existencia de Celera ha ejercido una presión considerable sobre la investigación pública, que ha revisado completamente sus planes y sus métodos.
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