Cinco autores "sin nación" reúnen su talento en los 'Cuentos apátridas'
Atxaga y Sepúlveda, entre los escritores de un libro colectivo
Uno es chileno y vive en Gijón; otro es colombiano y escribe en Roma; el mexicano oscila entre París y Guadalajara; el granadino reside entre Gijón y Bilbao, y el vasco también repudia el nacionalismo. Son cinco amigos "sin nación" que cenaron en Leoia hace dos años. Ahora, Luis Sepúlveda, Santiago Gamboa, Antonio Sarabia, José Luis Fajardo y Bernardo Atxaga se reúnen en los Cuentos apátridas.
El libro, que ha editado Ediciones B, fue presentado ayer por cuatro de los cinco autores durante una comida en Casa de América. Sólo faltó Atxaga, inmerso al parecer en sus labores caseras, pero la labia de los otros cuatro bastó para explicar las intenciones y juzgar los resultados de esta aventura literaria que trata de unir con la fuerza de la palabra lo que las fronteras físicas y políticas separan.Todos explicaron más o menos que la génesis del libro fue aquella cita en un caserío de Leioa (Vizcaya) para celebrar un cumpleaños entre boleros, vino y cumbias. Y que la cita se repitió más o menos un año después en el Primer Salón Iberoamericano de Gijón, donde los autores pasaron de exaltar su vocación de apátridas natos a plantearse la posibilidad de reivindicar esa condición libertaria desde la literatura, su patria mejor.
De ahí surgió Cuentos apátridas, 230 páginas que arrancan con el cuento largo de Bernardo Atxaga Un traductor en París, original de 1997 y traducido del euskera. Los otros cuatro están escritos por encargo, especialmente para el libro, y todos tratan de redefinir desde la ficción y la fantasía ese agudo concepto ideológico de los sin patria. Como señala el editor Enrique de Hériz en el prólogo, la sorpresa es que todos ellos, "al renunciar a las patrias, crearon otras". Atxaga bucea en una patria multicultural, separada por otras dos más importantes: el día y la noche. Gamboa sitúa la acción de la Tragedia del hombre que amaba en los aeropuertos en esa aséptica, "sincera" y enloquecida tierra de nadie. Sepúlveda, en El ángel vengador, escarba en la gran multinacional de la especulación corrupta. Sarabia sale del espacio y viaja en el tiempo para mezclar a vivos y muertos en Antigua morada. Y José Manuel Fajardo, autor de Nunca estuve allí, mete a su protagonista español en Cartagena de Indias para indagar en la gran nación sentimental de la aventura. ¿Muchas patrias o ninguna? Mejor, quizá, varios eslóganes que definen a este abierto club apátrida: "Nos gustan los seres humanos". "Las fronteras son para saltárselas". "La palabra vale más que la violencia". "La amistad es el amor sin sexo". "Si bien quieres vivir, dedícate a escribir". "Abstemios, abstenerse".
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