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Tribuna:CIRCUITO CIENTÍFICO
Tribuna
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Papiones para trasplantes

Aunque nuestros parientes más próximos entre los primates no humanos son los chimpancés (que comparten con nosotros más del 99% del ADN codificante), los que más se nos parecen ecológicamente son los papiones o babuinos (Papio anubis). Mientras los demás hominoides (bonobos, chimpancés, gorilas, orangutanes y gibones) permanecieron en el hábitat ancestral de los primates (las copas de los árboles), los humanos y los papiones lo abandonaron y se adaptaron completamente a la vida terrestre en la sabana. Sólo para pernoctar y escapar del peligro de los predadores se suben los papiones a algún árbol cercano, al igual que hacían nuestros ancestros (según Sabater Pi).Los papiones son los primates no humanos más intensamente sociales. Viven en grupos muy cohesionados de unos 20 a 80 individuos, dotados de una jerarquía fuerte, pero flexible. Los paleoantropólogos suelen tomar esas extensas familias de papiones como modelos para entender la vida social y la conducta de nuestros antepasados, los homininos primitivos que habitaban la sabana africana. En su libro Casi humanos: viaje al mundo de los papiones, Shirley Strum, los describe como de extraordinaria inteligencia y personalidad, estrategas sociales consumados, siempre haciéndose favores mutuos para ganar amigos y forjar alianzas.

Desde hace dos años en el hospital Juan Canalejo (A Coruña) se hacen experimentos de xenotrasplantes de corazones de cerdos a papiones, promovidos y financiados por la empresa inglesa Imutran, interesada en vender sus cerdos transgénicos patentados (con un gen humano, para disminuir el rechazo inmunitario) como fuente de órganos para trasplantes. Los investigadores no tratan de obtener nuevos conocimientos científicos, sino de poner a punto una tecnología de xenotrasplantes de cerdos a humanos, objetivo que la mayoría de los médicos considera indeseable. Todos los animales albergan virus endógenos inofensivos y adaptados a su especie, pero que pueden causar estragos en otras. Desde el reciente descubrimiento de que la tragedia del sida se debe a la transmisión de un retrovirus endógeno mutado de ciertos chimpancés a humanos que los consumieron, diversas instancias, desde la revista Nature hasta el Consejo de Europa, exigen una moratoria incondicional en los experimentos de xenotrasplantes. Alternativas más atractivas consisten en facilitar los trasplantes humanos y en fomentar las líneas de investigación tendentes a clonar los tejidos y órganos humanos, incluso los corazones, lo que sería más seguro para nuestra salud y evitaría el maltrato a los animales.

Los papiones libres son capturados en Kenia y expedidos a La Coruña, donde los rajan para introducir en su abdomen un corazón de cerdo, que conectan a su sistema circulatorio, hasta que (al cabo de unos días o semanas) el corazón deja de funcionar, por rechazo inmunitario o por causa funcional, momento en que el papión es sacrificado. Un número creciente de personas considera que la tesis del abismo entre los humanos y los demás primates es pura superstición. Es posible que los experimentos de A Coruña tengan que interrumpirse porque ninguna compañía aérea quiere ya ser cómplice del asunto. El primer cargamento de 30 papiones fue enviado desde Kenia por Air France en 1997, pero ante el alud de críticas, Air France se negó a repetir la operación. En 1998 la segunda tanda de víctimas tuvo que ser transportada de Africa a A Coruña vía Moscú por Aeroflot, la única compañía dispuesta a asumir tal tráfico. En 1999 ya ni siquiera Aeroflot está por la labor y, el último contingente de 30 papiones capturados espera desde hace cinco meses cerca del aeropuerto de Nairobi a que alguien se atreva a conducirlos a su aciago destino.

Rafael Máñez, el investigador principal del programa de xenotrasplantes, me había invitado -coincidiendo con una conferencia mía en la Casa de las Ciencias de A Coruña- a visitar los papiones y observar sus experimentos, pero a última hora (y muy a su pesar) no pudo mostrármelos, por prohibición expresa del gerente del hospital Juan Canalejo, que piensa que cuanto menos se sepa de lo que allí hacen, tanto mejor. Como si el oscurantismo impuesto por vía administrativa pudiera zanjar una discusión científica y filosófica.

Jesús Mosterín es catedrático de Filosofía, Ciencia y Sociedad (CSIC).

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