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El Día das Letras Galegas destaca el creciente desuso del gallego como primera lengua entre los jóvenes

Las librerías abiertas y numerosos actos institucionales celebraron ayer el Día das Letras Galegas, una jornada de exaltación de la propia cultura que este año rindió homenaje al periodista y poeta Roberto Blanco Torres (1891-1936). La Real Academia Galega celebró una sesión extraordinaria en la Casa de la Cultura de su localidad natal, Cuntis (Pontevedra), donde se inauguró un busto del escritor y fue glosada su figura en un recital poético.En el parque compostelano de San Domingos de Bonaval fue leído ante varios cientos de personas el manifesto O galego, língua viva, contra la política lingüística de la Xunta de Galicia, suscrito por la Mesa pola Normalización, el BNG, Esquerda de Galicia y los sindicatos CIG y CC OO, que reclaman una actuación más rápida y decidida para la extensión del uso del gallego entre los jóvenes, un uso que según los firmantes está cada vez menos extendido. El manifiesto previene contra la tendencia al desuso del gallego como lengua habitual entre los jóvenes, que por primera vez, entre los 16 y los 25 años, no la tienen como lengua mayoritaria de uso. "Sigue siendo necesario ser militante con el idioma", afirmó ayer Concha Costas, presidenta de la Mesa pola Normalización Lingüística.

La Habana

A los 17 años, en 1906, Blanco Torres emigró a Cuba, donde se encontraban dos de sus hermanos y 200.000 gallegos que salieron hacia América aquel año. La Habana era entonces cuna y sede principal del galleguismo y, de hecho, el himno galego se estrenó en la capital caribeña, donde vivió y murió su autor, Curros Enríquez, que tuvo una influencia determinante en el precoz periodista que Blanco Torres fue en La Habana.

De regreso a Galicia, "ni opulento ni hacendado", Blanco Torres se instaló en A Coruña y comenzó una intensa y variada actividad periodística. En 1929 publicó Orballo da medianoite, un poemario sorprendente y de difícil clasificación que ahora se ha rescatado junto con una antología de sus artículos.

En 1932, Casares Quiroga le nombró gobernador civil de Palencia, cargo que Blanco Torres desempeñó durante cuatro meses para volver luego al periodismo y, por su causa -concretamente un artículo publicado en El Liberal-, a la cárcel y a las miserias económicas. En mayo de 1936 fue nombrado jefe del gabinete de prensa del Ministerio de la Gobernación. El 18 de julio le sorprendió en A Peroxa (Ourense), en la casa familiar de su mujer, Julia Sánchez Novoa, a la que intentaba convencer para que le acompañara a Madrid. No les fue posible, por la guerra.

En septiembre, un grupo de falangistas lo llevó a la cárcel de Ourense, de la que salió hacia el monasterio de Celanova y de aquí, el 2 de octubre, para ser paseado en el municipio de Entrimo, cerca de Portugal, donde fue enterrado en una fosa común. El escritor Alonso Montero destacó la semejanza de la muerte de Blanco Torres con la de Lorca, acompañado éste por dos banderilleros, y el periodista gallego por un ebanista y un oficinista.

Además, el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, entregó el Premio das Letras e as Artes al galleguista Manuel Tobío Fernández, de 93 años, que fue recogido por un sobrino.

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