_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Final de partida?

Andrés Ortega

Cuando puede, aunque no es del todo seguro, haberse entrado en esa fase que se suele definir como el final de partida, la supervivencia política de Milosevic, al menos por un tiempo, se da ya no sólo como prácticamente por supuesta, sino como condición de este final negociado. Es el precio que hay que pagar por el cansancio occidental -las democracias mediáticas llevan mal este tipo de guerra-, por una estrategia que no ha dado los resultados esperados, por no querer una operación terrestre y por volver a atraer a Rusia al terreno de la cooperación, pues a corto plazo no parece ser compatible que Rusia juegue un gran papel en la salida de esta crisis con la de que el de Milosevic sea nulo. Es éste uno de los pactos implícitos en el preacuerdo del G-8, si el bombardeo de la Embajada china en Belgrado o una inesperada reacción del propio presidente yugoslavo no echan por tierra este proceso.El final no está aún definitivamente escrito, pero Clinton ha afirmado que ya no busca una "victoria total". Tal victoria hubiera consistido no sólo en alcanzar los cinco objetivos "irrenunciables" definidos por los aliados -y que podrían resumirse en el regreso de los refugiados a Kosovo en condiciones de seguridad-, sino también ganar estabilidad para el conjunto de la región, lo que implicaría el derrumbamiento interno del régimen de Milosevic (y de rebote, de otros en la zona). Ése era el objetivo no declarado de la OTAN en un principio. Como ha señalado Carlos Westendorp, alto representante internacional para Bosnia, a Milosevic "no podemos permitirnos no vencerle", con la idea -o, más bien, el deseo- de que una vez vencido dominarían las fuerzas moderadas en la región. Sin embargo, conseguir este objetivo directamente implicaría seguir la guerra, e incluso cambiarla de carácter.

Más información
Los aliados confirman que el ataque se debió a un error de sus servicios de espionaje
Chernomirdin vislumbra "resultados alentadores" tras hablar con Milosevic
Los aliados prosiguen sus bombardeos sobre Yugoslavia, pero dan un respiro a Belgrado
El Gobierno chino respalda las protestas
Clinton envía un mensaje de disculpa por el ataque al presidente chino
El fracaso de Milosevic
La Unión Europea y Estados Unidos se disputan el liderazgo para reconstruir los Balcanes

El escenario que se está diseñando estos días por los aliados podría definirse como "no perder, pero no ganar", aunque la OTAN, y especialmente Clinton, intentarían darle una apariencia de victoria, si buena parte de las fuerzas serbias se retiran de Kosovo, y allí se instala una administración y un despliegue internacionales para proteger lo que será un caótico y no completo regreso de los refugiados. Todos están cediendo en esta situación: EEUU, la OTAN y Rusia. Falta Milosevic.

Éste seguiría. Pero con la esperanza occidental de que, sin bombardeos, en una Serbia, o Yugoslavia, económica y políticamente aislada y rodeada por países a los que llega ayuda, los serbios acabarían por ver que no tienen futuro con Milosevic. Por ahí se podía haber empezado. Ahora, es la teoría de que hay salvar temporalmente a Milosevic no sólo para detener los bombardeos sino porque sólo entonces se crearían las condiciones de su eventual caída. Habría que dar tiempo al tiempo y ayudar a la oposición.

Milosevic, con muchas de sus fuerzas enteras, y a pesar del importante despliegue de la OTAN en los países limítrofes, tendría aún capacidad de hacer daño, de desestabilizar, por ejemplo, Montenegro o Bosnia. Lo que obligaría a plantear dentro de un tiempo una nueva acción militar por parte de la OTAN, con todas sus consecuencias. Es decir, en todo caso una nueva partida sobre un tablero u otro, para una victoria aplazada. Quizás sea lo inevitable. Pero de momento la OTAN habría emitido así un mensaje confuso, pues doble: por una parte que en Kosovo se ha trazado una raya roja que no debía haber cruzado Milosevic; por otra que Occidente tiene un fallo importante de liderazgo (en cualquier caso, está muy claro que lo tiene, en Estados Unidos y en Europa) y de estrategia.

De momento, Milosevic ha conseguido su Objetivo Demográfico. Ya antes de la guerra corría un chiste macabro: Rugova le pregunta al presidente yugoslavo: "¿Por qué los montenegrinos, que son 600.000, son una República dentro de Yugoslavia, y nosotros, los kosovares, que somos dos millones, sólo somos una provincia de Serbia?". "Cuando sean 600.000 en Kosovo, serán una República", le replicó Milosevic. Ya casi lo son.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_