Comida palaciega

No es ningún palacete de siglos pasados. Se trata de una de las señas de identidad del Bilbao del futuro. Un orgullo arquitectónico que se codea con su vecino Guggenheim y con el precioso y útil diseño del metro bilbaíno. Se trata del Palacio Euskalduna donde se están dando cita ya innumerables actos culturales, óperas conferencias y congresos en su apabullante auditorio. El restaurante a la carta está comandando desde hace poco más de una semana por el reconocido cocinero vizcaíno Fernando Canales junto con dos antiguos colaboradores de su anterior etapa profesional en el prestigioso Goizeko Kabi. Se trata del encargado de su cocina Mikel Población y de Mari Carmen González como jefa de sala. Se augura dada la madurez de Canales (de materno apellido Etxanobe, de ahí el nombre del restaurante ) y su culto sentido innovador un futuro prometedor a nada que ponga "la directa". Y es que pocas veces se puede uno encontrar un restaurante que en tan poco tiempo dé de comer con tanta perfección y tan ajustado servicio. En la carta se atisba un respeto a la tradición y a las fórmulas que han dado tanta fama a este cocinero. Así podemos encontrar el Arroz con chipirones y almejas, Cigalitas salteadas con pasta y verduritas, los clásicos medallones de merluza frita con patatas paja y el irrenunciable bacalao al pil pil. Hay por supuesto pinceladas creativas que de momento son algo escasas. Muy atinado el carpaccio de cigalas con un excelente aceite a la canela, salsa cremosa de bacon y agua de mar. Interesante decostrucción de un rústico plato galaico como es el pulpo a feira, convertido esta vez el cefalópodo en gelatinosa terrina. Entre los postres llama la atención el cremoso helado de yogur y un pastel de chocolate -emotivo homenaje a su creadora, la amama del chef Josefina Maguregui-, una tartita hogareña y jugosa. Precios ajustados y con un menú degustación por 5.500 pesetas.