Los Quince preparan un embargo de la venta de petróleo a Yugoslavia
La Unión Europea (UE) prepara el embargo de la venta de petróleo a Belgrado. Busca el estrangulamiento total del suministro al Ejército de Milosevic iniciado con los bombardeos de la OTAN contra las refinerías serbias. Esta decisión persigue tanto evitar la destrucción del puerto de Bar, situado en Montenegro, república yugoslava a la que los aliados procuran perjudicar lo mínimo. De momento, Italia y Grecia se oponen.
El canciller alemán, Gerhard Schröder protestó el lunes contra la paradoja de que "mientras pilotos aliados arriesgan su vida" bombardeando refinerías para yugular el abastecimiento de petróleo a los tanques serbios, persista el suministro exterior, sobre todo por vía marítima. El primer ministro británico, Tony Blair, se mostró ayer en la sede de la Alianza "completamente de acuerdo" con Schröder. "Debemos hacer todo lo posible para que las sanciones económicas dictadas contra Milosevic sean efectivas", dijo, a fin de "paralizar completamente la actividad económica serbia que contribuye a su acción militar". A esa misma hora, el Comité Político (COPO, los directores generales de Política Exterior de los Quince) debatía una "posición común" propuesta por Francia y copatrocinada por la presidencia alemana que diseña un embargo.
"Será prohibida la venta o suministro de petróleo y productos petrolíferos" a Yugoslavia, reza el texto, salvo las partidas que se destinen, con verificación, "a fines humanitarios, sobre todo a desplazados y refugiados". Y encomienda a Bonn que pida a los países asociados del Este, a Chipre y a Noruega (junto a otros miembros del Espacio Económico Europeo), su "alineamiento" con este embargo.
Trece delegados lo aplaudieron, al considerar que yugular el suministro de carburante es indispensable para paralizar completamente la maquinaria militar de Milosevic. Pero otros dos bloquearon el texto. Italia, con el peregrino argumento de que si los bombardeos fracasan en su objetivo de doblegar a Milosevic, entonces quedaría el recurso a ésta y otras sanciones, que presuntamente serían más eficaces que la acción militar. Grecia alegó algo aún más chocante: imponer nuevas sanciones ahora conduciría a crear un clima bélico. Ambos países pidieron trasladar la decisión a los ministros de Exteriores, que se reunirán el próximo lunes en Consejo.
La experiencia augura que los recelos de los disidentes durarán poco, hasta el lunes. Porque el día 8 los ministros de Exteriores de los Quince ya aprobaron una importante declaración en la que se mostraban dispuestos a "endurecer las sanciones económicas" contra Belgrado. Y también porque ese mismo día el italiano Lamberto Dini puso algunas objeciones a la declaración y el griego Giorgios Papandreu hizo amagos de no firmarla, lo que la hubiera convertido en un mero texto de la presidencia, con menor valor. Dini se dio por satisfecho al introducir ciertos matices de detalle, y Papandreu acabó también suscribiendo el texto.
El papel de la UE
¿Por qué la UE? Porque es un foro menos implicado que la Alianza en el conflicto, susceptible de presionar a otros países para que se sumen voluntariamente al mismo. Y porque parece hoy imposible que lo decrete Naciones Unidas, dado el previsible veto ruso. Ayer, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Ígor Ivanov, se pronunció al respecto y sentó la posición de Moscú: "Estamos en contra de cualquier medida que aumente los sufrimientos del pueblo [serbio]. Hay que concentrar los esfuerzos no en la búsqueda de medidas represivas [el bloqueo de combustible], sino en la de una salida política a la situación. Esto es lo que hace Rusia".
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