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EDUCACIÓN

La falta de candidatos obliga a Educación a designar al 45% de los directores de centro

La indisciplina en las aulas desanima a los profesores a presentarse a la elección

El último informe del Consejo Escolar del Estado revela que en el curso 1996-1997 sólo el 54,5% de los centros educativos del territorio todavía administrados por el Ministerio de Educación eligió a sus directores mediante votación democrática. En el resto de los casos fue la Dirección de Educación de cada provincia la que impuso al director. Según un estudio publicado por el catedrático de Didáctica de la Universidad de Granada Manuel Lorenzo, la causa del desmesurado número de nombramientos por parte de la Administración se encuentra "en la ausencia manifiesta y generalizada de profesores que se presentan como candidatos a la dirección para ser elegidos por el consejo escolar".

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Lorenzo denomina "absentismo directivo" esta reticencia de los docentes a participar. Su investigación recoge los informes del Consejo Escolar del Estado y de otros consejos autonómicos, editados desde su creación, en 1986, y concluye que el 50% de los nombramientos realizados por Educación se debió a la ausencia de candidatos para ocupar el puesto de director.

Modelo en crisis

El estudio analiza el modelo de dirección "socialista" implantado por la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) en 1985. Un sistema que debía elegir democráticamente a los directores en casi todos los casos, "pero que está en crisis desde su nacimiento", opina Lorenzo. Los datos de los informes del Consejo de Estado reflejan que los nombramientos por parte de los centros y la Administración no siempre han sido tan equilibrados como en el curso 1996-1997. En el periodo lectivo anterior, los consejos escolares designaron al 65% de los directores. Pero en el 1993-1994, esta cifra fue apenas del 40%. Ambos datos, considera el catedrático granadino, "son excesivos para un sistema en el que Educación sólo debería nombrar a los directores de los centros de nueva creación".

Lorenzo imparte en todo el territorio los cursos de formación en dirección para profesores y asegura que los docentes perciben la tarea para la que se preparan de forma "pesimista, como algo difícil, que provoca un estado de ansiedad permanente". Pero, además, existen otras causas del escaso interés de los docentes por ser candidatos a la dirección. "El creciente ambiente de indisciplina y violencia en las aulas, la percepción del desinterés de compañeros y padres por participar, los problemas internos del centro generados por camarillas, las trabas administrativas, la sensación de falta de apoyo...", enumera Lorenzo.

Su investigación aclara que el "absentismo directivo" ha sido siempre mayor en primaria, y que en formación profesional se presentan más candidatos que en los institutos. Además, refleja que se ha mantenido en el tiempo y que es geográficamente general y extensible a las comunidades autónomas que tienen cedidas las competencias en educación.

La situación de "crisis" en la dirección no es tan manifiesta en países como Francia y Reino Unido, donde existe un modelo casi profesionalizado. Lorenzo considera que, en España, los directores ejercen un "liderazgo de apagafuegos, no de previsión de problemas a medio plazo". Para que su función sea la de "auténticos líderes capaces de gestionar el currículo y de generar un clima de comunicación y convivencia", propone dos salidas: más apoyo de la Administración educativa y, sobre todo, mayor formación.

Mayores exigencias

En este último punto incide la Ley Orgánica de la Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros Docentes (LOPEG). "La LODE exigía unos requisitos insignificantes a los profesores para ser candidatos a director. La nueva ley, en vigor desde 1998, trata de aumentarlos, aunque todavía no se sabe muy bien cómo va a funcionar", señala Lorenzo. La LOPEG pretende dar un cariz más profesional a la figura del director. Exige a los candidatos al puesto la realización de un curso de acreditación de unas 80 horas que garantice su formación. En estos cursos, que el propio Manuel Lorenzo imparte, los alumnos echan en falta un asesoramiento concreto sobre el funcionamiento burocrático, legislativo y administrativo del centro.

La nueva ley fija también para los aspirantes el requisito de antigüedad como docente y prevé como incentivo un complemento económico para la figura del director, cuya cuantía no especifica, y que podría perdurar de forma vitalicia. Con estas medidas pretende aumentar el interés participativo del profesorado.

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