La participación de los padres sigue en descenso
La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía se gastó el pasado año 37 millones de pesetas en editar guías e imprimir panfletos y carteles para distribuirlos entre la comunidad educativo con un único objetivo: convencer a los padres de la importancia de su participación en las elecciones a consejos escolares. Para que fueran a votar y para que se presentaran como candidatos. Más de dos millones de padres estaban llamados a las urnas en las elecciones que se celebraron el pasado diciembre. Pero, a pesar de los esfuerzos propagandísticos, no hubo forma: el índice de participación volvió a caer. El descenso ya se arrastraba hacía años. En 1998 sólo acudieron a las urnas el 12,21% de padres, frente al 13,73% que lo hicieron en la convocatoria de 1996.
La escasa participación es aún más acusada en los centros públicos que en los concertados (el 11,69% frente al 14,50%) y la diferencia es mayor si se comparan los centros de educación primaria con los de secundaria. En estos últimos apenas vota un 6% de los padres. La línea telefónica gratuita que la consejería abrió un mes antes para facilitar información acerca de la importancia de participar en el gobierno de los centros y los cauces para hacerlo no sirvió para mucho.
A pesar del empeño que se puso desde la Administración, a sabiendas de que el interés mostrado por los padres hacia los estudios de sus hijos repercute directamente en el rendimiento escolar de éstos, la participación sigue en descenso.
A la vista de los resultados, la consejería se ha planteado ampliar el horario de votación y hacer coincidir el próximo proceso electoral con el comienzo de curso, un momento en el que, según la consejería, los padres están más pendientes de los asuntos del colegio.
Otra de las medidas que se tomaron en las pasadas elecciones en Andalucía fue que no se renovara el total de los miembros de cada sector (padres, estudiantes, profesorado y personal de administración y servicios). Sólo la mitad se renovaría. De esta forma, los padres que por primera vez salieran elegidos no se encontrarían perdidos en unas funciones que para ellos son totalmente novedosas. Los veteranos les echarían una mano en sus nuevos puestos. Pero ni por esas.
La mayoría no quiere saber nada de los consejos escolares, a pesar de que el máximo órgano de gobierno de los centros ha visto incrementadas sus competencias en la comunidad con la entrada en vigor de nuevas normativas: a partir de ahora, los padres de alumnos pueden organizar las actividades extraescolares y participar en la resolución de conflictos de convivencia.
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