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El Ejército colombiano confirma el secuestro de los 46 pasajeros de un avión de Avianca

Río Magdalena arriba y río Magdalena abajo, en el centro norte de Colombia, dos lanchas de la Armada Nacional buscaban ayer a 46 personas secuestradas, supuestamente por la guerrilla, cuando viajaban en un avión. Los protagonistas de esta insólita historia son los 41 pasajeros y cinco tripulantes de un avión Fokker-50 de la empresa Avianca, que abordaron en Bucaramanga, capital de la provincia de Santander, un vuelo con destino a Bogotá.A las l0.20 de la mañana (hora local; 16.20 hora peninsular española), despegaron; l0 minutos después la torre de control perdió todo contacto con el avión, sin que el piloto hubiera reportado ninguna emergencia. Sólo cuatro horas después, cuando se especulaba ya sobre un accidente por culpa del mal tiempo, la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) confirmaba la noticia del secuestro.

Un helicóptero del Ejército que sobrevolaba la zona del Magdalena Medio, divisó el avión en una pista de aterrizaje clandestina. Piloto y ocupantes vieron también cómo un grupo de hombres armados rodeaban el aparato y obligaban a todos sus ocupantes a abordar lanchas motoras.

Cuando llegaron las brigadas de rescate encontraron el avión en perfecto estado y absolutamente ninguna señal de pasajeros ni tripulantes. A última hora de la noche de ayer, se esperaban órdenes que permitieran sacar a l avión del lugar en el que lo habían abandonado los secuestradores.

La pista clandestina se encuentra cerca de una pequeña aldea del municipio de Simití, al sur de la provincia de Bolivar, y está cercana también a la Serranía de San Lucas , región donde, desde hace meses, libran una cruenta batalla los paramilitares y los dos grupos guerrilleros más importantes del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Una pista para la cocaína

En cualquier caso, quienes planearon el secuestro conocían a la perfección la zona y tenían todo preparado al milímetro. Señalaron la pista, estrecha y de más de kilómetro y medio de larga, con una inmensa cruz de cal, para que así los secuestardores pudieran identificar el lugar sin dificultad y poder realizar el aterrizaje sin ayuda de la radio. La pista clandestina, utilizada para sacar la coca que se cultiva en la zona, que había sido reparada recientemente, aún tiene huellas de varios intentos que ha realizado la policía para destruirla."Los secuestradores silenciaron la radio en el momento oportuno, y apagaron también los sistemas de transmisión de señales de emergencia", aseguró un experto en la materia.

Los familiares de los secuestrados - entre ellos un congresista , varios ancianos y un bebé de apenas 3 meses- hicieron llamamientos por radio a los secuestradores para que liberen a sus parientes. Debido a las crecidas provocadas por el invierno, el río Magdalena ha perdido su cauce lo que hace temer que la búsqueda de los secuestrados se torne muy difícil. Sólo los que conocen palmo a palmo este inmenso río, que recorre el país de sur a norte, logran no perderse en ese laberinto de caños y ciénagas que se forman en invierno.

La noticia de este hecho logró sorprender a un país ya de por sí acostumbrado al secuestro como algo cotidiano. "Es una acción demencial; este es un país de nadie", podía escucharse en Bogotá. Igualmente se comentaba que "ya no es seguro viajar ni en avión". Debido a las pescas milagrosas -como se conoce a los retenes que hace la guerrilla en las carreteras para elegir al azar a las víctimas de un secuestro- se recomienda viajar en avión. Al cierre de esta edición no existía una versión oficial sobre la autoría del secuestro pero muchos dan por seguro que fue un grupo combinado de las FARC y el ELN.

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