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POLÉMICA POR LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO

Arquitectos y artistas rechazan la técnica de mantener la fachada y demoler el interior

Margot Molina

El centro de Sevilla se está convirtiendo, en opinión de arquitectos y artistas, en una "máscara", una "piel" que no tiene nada que ver con lo que esconde. El desplome de una fachada en la calle Bustos Tavera ha puesto de manifiesto la necesidad de nuevos planteamientos. Los profesionales coinciden en que la práctica habitual en las rehabilitaciones - conservar la fachada y demoler el resto del edificio- convertirá a Sevilla en un decorado de teatro. "La ciudad no son sólo fachadas, el interior es importante y está desapareciendo a causa de la especulación inmobiliaria", afirma el artista Juan Suárez.

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"El llamado fachadismo es una forma equívoca de entender la rehabilitación. La fachada de un edificio tiene que ser la expresión de su interior, no una máscara desligada de lo que oculta", aseguró ayer el arquitecto José Ramón Sierra, autor del proyecto de rehabilitación del monasterio de La Cartuja. Tanto Sierra como algunos de sus colegas, consideran que el principal monumento de Sevilla es la arquitectura de sus construcciones anónimas, de sus casas, no de palacios, ni Iglesias y que es muy difícil que convivan con edificios de estética moderna. Según Sierra, en la catalogación de lo que debe conservarse no existen reglas universales, cada caso es distinto. "La necesidad que tiene la Administración de dictar una reglamentación y la imposibilidad de establecer unos criterios generales, hacen muy difícil tomar cualquier decisión", añadió el arquitecto que es autor del libro La casa en Sevilla. Francisco Torres, autor del proyecto de rehabilitación del palacio de Altamira, no es partidario de conservar la fachada de un inmueble si se va a demoler el resto. "Muchos de los edificios que se hacen ahora con la etiqueta de arquitectura tradicional, son como una especie de Disneylandia en donde todo es falso", asegura Torres. El arquitecto cree que en los casos en los que se quiera conservar sólo la fachada sería más acertado desmontar los elementos más característicos y montarlos después respetando las proporciones originales. Para el pintor Juan Lacomba, el centro histórico debe ser "intocable". "El casco está muy deteriorado, hay que defender las rehabilitaciones integrales, no sólo de la cara del edificio", afirma. Por el contrario, el galerista Rafael Ortiz considera que, en muchos casos, "el proteccionismo es excesivo". "La ciudad es muy compleja y cada caso es distinto. También hay intervenciones modernas que son demasiado agresivas para el lugar en el que se ubican", comenta Ortiz. El pintor Curro González cree que los edificios de corte moderno que se han levantado en el centro son "horribles" y que Sevilla desaprovechó la oportunidad de la Expo 92 para hacerse con ejemplos de buena arquitectura moderna.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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