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POLÉMICA POR LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO

Una inspección avaló el buen estado del edificio derruido antes de Semana Santa

Alejandro Bolaños

Técnicos de la Gerencia de Urbanismo inspeccionaron en al menos tres ocasiones la fachada del edificio de la calle Bustos Tavera, cuyo desplome provocó la muerte de una mujer el pasado martes, y en todas ellas certificaron que la pared estaba en buen estado y que el sistema de anclaje se correspondía con el aprobado en la licencia de obra. El gerente de Urbanismo, Eduardo Martínez Zúñiga, confirmó que la última inspección visual se realizó poco antes de la Semana Santa. Por esta calle pasaron dos procesiones el último fin de semana.

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Los responsables de la Gerencia Municipal de Urbanismo indicaron que la primera inspección se realizó tras la concesión de la licencia de obra a Gyesa, el 5 de junio de 1998. La licencia facultaba a la constructora para realizar obras de rehabilitación en la fachada y las tres primeras crujías (espacio entre dos muros de carga), del edificio ubicado en los números 35, 37, 39 y 41 de la calle Bustos Tavera (en el centro de Sevilla). Ésta era la parte del edificio protegida por estar construida en el último cuarto del siglo XVIII. La licencia también permitía la "demolición y nueva planta de la edificación situada en el interior", tal y como indicaba el proyecto presentado por la arquitecta María de la O Sánchez de Ibargüen, según consta en el expediente de la GMU. La segunda inspección del inmueble (en el que la constructora quería levantar 24 viviendas), fue realizada el pasado 10 de noviembre y en ella los técnicos indicaban que la constructora había "demolido las zonas que revestían peligro, por lo que no se estima necesaria la adopción de otras medidas de orden técnico". La Comisión Ejecutiva de la GMU, declaró de la ruina de los números 35 y 39 el 19 de noviembre de 1997. Un mes después, la promotora Doña Elvira, SA pidió la licencia de obras a la Gerencia, que impuso una serie de medidas de seguridad, que según la inspección, se cumplieron. "Si la dirección de obra hubiese detectado peligro, podía haber demolido la fachada por muy protegida que estuviera", indicó el gerente. Los responsables de la GMU dijeron desconocer aún las causas del derrumbe. En un caso similar en Sevilla, un desplome de una fachada protegida en la calle Lumbreras en mayo de 1997 (que provocó la muerte de un albañil), los técnicos de la Gerencia concluyeron que la constructora no respetó la primera crujía, que estaba igualmente catalogada con nivel de conservación C en la licencia urbanística.

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