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Los ensayos de vacuna del sida llegan al Tercer Mundo, pero siguen los problemas

Sólo el 8% de los recursos destinados a la investigación del VIH se dedica a este campo

Para los 34 millones de afectados por el sida en todo el mundo se ha abierto, hace 10 días, una tenue esperanza con el inicio en Tailandia del primer ensayo masivo de una vacuna contra esta enfermedad. Un ensayo similar comenzó el año pasado en EEUU. La búsqueda de una vacuna contra el sida, sin embargo, sigue afrontando tres graves problemas: el virus mismo, que sigue desconcertando con sus variaciones a los científicos, la dificultad para medir los ensayos y, como señala un experto del Instituo Pasteur, el poco interés de las farmacéuticas por las vacunas.

En Tailandia, 2.500 toxicómanos no portadores del virus VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida) están recibiendo en estos días la primera dosis de la vacuna Aidsvax. El proyecto, patrocinado por Onusida (organismo de la ONU para el sida), el Gobierno tailandés y VaxGen, la empresa fabricante del preparado, durará tres años. Será entonces cuando los científicos podrán saber si Aidsvax -la única de las 25 vacunas diseñadas hasta ahora que logra llegar a la llamada fase 3, de ensayos clínicos masivos- es el fármaco que se espera para poner fin a la epidemia.La vacuna, que desde junio de 1998 también se prueba en 5.000 voluntarios estadounidenses, se basa en la proteína gp120 de la cubierta del virus VIH que éste necesita para penetrar en la célula e infectarla. Con la inoculación de esta proteína en un organismo sano, se intenta provocar una respuesta del sistema inmunológico protectora frente al virus.

Fracasos

La proteína gp120 ha sido el camino por el cual han transitado muchos intentos de vacunas en los últimos años. Todas han fracasado. La propia Aidsvax fue rechazada en 1995 por los Institutos Nacionales de Salud (NHI), de Estados Unidos. Sin embargo, la presión de la epidemia -cada día se registran 16.000 nuevos casos de sida en todo el mundo- ha forzado a los científicos y las autoridades mundiales a dar un fuerte giro en sus estrategias. Peter Piot, director de Onusida, fue muy claro hace un año, cuando inauguró en Ginebra el XII Congreso Mundial del Sida: "Dejemos de esperar el candidato perfecto a vacuna, pongamos en marcha ensayos eficaces de los prototipos que tenemos ahora".La organización estadounidense Iniciativa Internacional para una Vacuna contra el Sida (IAVI, en sus siglas en inglés) denuncia que sólo el 8% de los recursos que se destinan a la investigación y la prevención del sida, se invierte en el desarrollo de posibles vacunas. Desde el campo de los científicos se escuchan voces, como la del francés Marc Girard, director del Departamento de Virología Molecular del Instituto Pasteur (París), que se lamenta de la poca participación de la industria farmacéutica en este área. "No es muy rentable para el esfuerzo que está exigiendo", decía el año pasado en Madrid.

El problema es que el principal mercado para una vacuna será el Tercer Mundo, sobre todo Asia y África, y sería difícil rentabilizar la fuerte inversión que exige el desarrollo de un fármaco tan esquivo como este.

Hasta ahora, las vacunas que se han diseñado pueden dividirse en dos grandes grupos: las que buscan crear anticuerpos del sistema inmunológico efectivos y las que persiguen respuestas celulares para impedir la reproducción del virus.

Entre las primeras, se encuentran aquellas que se llaman vacunas de virus atenuado donde se utilizan formas completas del virus VIH. Es un sistema similar al de la vacuna contra la polio, pero tiene un defecto fundamental: puede infectar al paciente, por lo que en estos momentos se está descartando. La vacuna Aidsvax, que funciona de una manera similar a la que se utiliza contra la hepatitis B, se basa en una proteína recombinante del virus.

Optimismo y pesimismo

Desde la identificación del VIH, en 1984, la carrera en pos de una vacuna ha atravesado etapas de optimismo y pesimismo. Hoy, los ensayos masivos en EE UU y en Tailandia y la decisión de algunos gobiernos, entre ellos el estadounidense, de que la busca de una vacuna debe ser prioritaria en la lucha contra el sida, muestran un panorama más favorable que hace algunos años. Los científicos insisten en la necesidad de evitar la euforia: no habrá una vacuna avalada y segura hasta, por lo menos, el 2007.

Cómo medir

La mitad de los tailandeses que participan en el proyecto patrocinado por la ONU no recibieron hace diez días la vacuna de la empresa VaxGen, sino un placebo, un fármaco inocuo sin efecto alguno. La pregunta que se plantean los investigadores es: ¿esas personas que se creen vacunadas no relajarán sus hábitos sexuales o su relación con las drogas intravenosas confiando en el efecto de la droga?Estudios anteriores (como el realizado en Francia en 1994 con una vacuna experimental basada en la proteína gp160) han demostrado que las personas que participan en un proyecto de este tipo muestran índices de contagio mayores que las del grupo social al que pertenecen.

Ante esto, los investigadores adoptan dos estrategias: primero, utilizar grupos con altas probabilidades de infección como es el caso de los toxicómanos tailandeses, donde se registra un contagio del 6% anual; segundo y fundamental: insisten una y otra vez a los pacientes para que sigan protegiéndose como si no participaran en el proyecto.

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