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Razonable éxito de Espárrago Rock

El Circuito de Velocidad de Jerez acoge a 10.000 espectadores del ya clásico festival

De razonable éxito cabe calificar el desarrollo de la primera jornada de uno de los clásicos -11 años ya- rockeros y multitudinarios festivales de los que se celebran en nuestro país: el Espárrago Rock. Alrededor de 10.000 personas, jóvenes en su mayoría, tomaban desde el mediodía del viernes el Circuito de Velocidad de Jerez, nueva sede del festival por éste y los próximos cuatro años merced a un acuerdo con el alcalde andalucista Pedro Pacheco. El visto bueno fue tomado después de que el cabildo de Granada, gobernado por el PP, retirase al festival los ya pocos apoyos que venía prestando.

Ataviados con ropas coloristas, tatuajes variados, tinte para el pelo y piercing de todo tipo, los jóvenes se acercaban al nuevo recinto del Espárrago Rock y mostraban así su decisión de que el festival sobreviva.El festival ofreció en su primera jornada un cartel en el que el eclecticismo se fue decantando a medida que avanzaban las horas hacia las aristas más duras del rock internacional.

La noche anterior, los barceloneses Fromheadtotoe habían ofrecido en el mismo recinto un concierto de bienvenida para los próximos llegados, pero fue a las dos de la tarde del Viernes Santo cuando los Sunflowers abrieron oficialmente las actividades musicales. Aparte de la clásica y exitosa carpa dance, que ya no puede faltar en ningún festival juvenil, y otra más pequeña en la que había constantemente hipnotizados jovencitos jugando a diversas Play Station, el festival contó con dos escenarios: el principal, en el que se dieron cita los cabezas de cartel, y otro más pequeño en el que concurrieron formaciones merecedoras del interés del público. Ése fue sin lugar a dudas el caso de los multinacionales Sargento García, que saludaron la caída del sol con unas canciones en las que se refleja el clásico matrimonio entre Manu Chao y Rubén Blades, canciones que llevaron al respetable al paroxismo bailarín a base de rock combativo y salsa. Sobre las mismas tablas hubo también ocasión de escuchar a los jarcorianos One Minute Silence, los vanguardistas y gélidos Manta Ray, el californiano y talludito Steve Wynn, siempre a punto para el revival vaquero de los ochenta, y sin duda lo mejor de la velada: la actuación de los francoargelinos Zebda. Este numeroso combo ofrece una innovadora versión de la música raï, en la que rap y ragamuffin les acercan a la sensibilidad del oído occidental y les convierten en irresistibles.

Calorazo

En el escenario grande hay que destacar la presencia del cantautor Javier Álvarez, que apareció flanqueado por los sobresalientes músicos Suso Saiz y Tino di Geraldo y ayudó a combatir el calorazo de las cinco de la tarde con los temas de su álbum 3. Antes que él los colombianos aterciopelados habían hecho disfrutar al público con su sonido encantador y lleno de trip hop a la latina. En el mismo espacio fue subiendo después el nivel de sonido con la irrupción de los suecos Backllard Babies, un cuarteto guitarrero que ondea la bandera del punk rock al estilo de finales de los setenta: buena imagen barriobajera y un sonido poderoso en temas con gran pegada, como Made me madman o Ufo Romeo.Un nuevo cambio de tercio y el hip hop español y combativo de los CPV tomó el escenario y lo llenó de rimas guerreras y orgullosas, las de su tercer disco Grandes planes. Como fin de fiesta de la primera jornada del Espárrago, hizo entrada la artillería pesada. Primero a cargo de los jurásicos Anthrax, supervivientes de mil batallas del rock pesado, varias deserciones de cantantes y giros estilísticos.

Los Anthrax del 99 ya no llevan melenas y se escoran hacia un sonido más punki que le va que ni pintado a temas clásicos suyos como Antisocial o la herética versión del Cup o Joe de Joe Jackson. El fin de fiesta lo pusieron los brasileños Sepultura, una máquina de escupir truenos eléctricos de dureza impensable y efecto demoledor.

Había curiosidad entre sus muchos fans por ver cómo esta banda había conseguido sustituir a su solista original Max Cavalera. Francamente, el sustituto, Derrick Green, no decepciona y da tanto o más miedo que el actual Soulfly. Sepultura dio una apocalíptica versión de algunos de sus primeros éxitos -Roots y Arice- así como de los temas de su último disco, Against.

Tras ellos y exhaustos por el efecto de la larga jornada, los asistentes acudieron hacia las zonas de acampada, mientras algunos -los incansables- echaban aún algunas piezas en la carpa dance. Todos ellos debían guardar fuerzas para la segunda jornada, en la que los tecno-electrónicos Orbital y Freestylers serán los que marquen el ritmo.

En el apartado de actividades no musicales cabe destacar la grúa habilitada para que cualquiera que se las quisiera dar de intrépido practicara bangy jumping; esto es, lanzarse en picado de una altura de varias decenas de metros sobre las cabezas de los espectadores, eso sí, atado de los tobillos. Asimismo, el grupo teatral Els Comediants realizó también una espectacular acción teatral de 15 minutos para presentar el centenario de la Sociedad General de Autores de España.

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