Talentos de las dos orillas, juntos en La Habana
El puente musical entre 86 músicos de Cuba y Estados Unidos llena de libertad el Malecón
¿Se imaginan un hotel con un centenar de músicos norteamericanos, británicos y cubanos de primer nivel componiendo juntos durante una semana en habitaciones, jardines y pasillos, y tres estudios de grabación funcionando sin parar 15 horas al día al borde del malecón de La Habana? ¿Y al cantante rap norteamericano Montell Jordan sentado en una sinagoga de El Vedado con Carlos Alfonso, director del grupo Síntesis, escribiendo a dos manos una canción de amor? ¿O a Joan Osborne haciendo una letra sexy para un danzón de Sergio Vittier? ¿Y al ex police Andy Summers componiendo salsa-pop con el director de NG La Banda, El Tosco?Pues todo eso no basta para contar lo que en realidad ha sucedido estos últimos días en La Habana. Durante una semana, la ciudad del trópico ha sido sacudida por una gigantesca explosión de talento y música que ha puesto patas arriba el hotel Nacional y sus alrededores. Todo ha sido fusión y libertad -musical-: rap y salsa, blues y trova, son y country, rock y tambores batá. Todo ha valido.
Peter Frampton ensayó ritmos de cha-cha-cha con Bellita, la directora de Jazztumbatá. El legendario saxofonista Gary Bartz hizo jazz de primera con Chucho Valdés, como antes lo había hecho con Miles Davis o Charles Mingus. El guitarrista de REM Peter Buck se unió al salsero Isaac Delgado y a Silvio Alejandro Rodríguez, mientras Gladys Knight y el cubano Edesio Alejandro componían varias canciones.
En las butacas de mimbre y almohadones del Nacional, entre mojitos y columnas de palmeras, con el mar de fondo, se podía encontrar estos días al compositor Burt Bacharach -el preferido de cantantes como Barbara Streisand, Aretha Franklin o Neil Diamond- charlando con jóvenes músicos cubanos. Tood SmallWood, el talentoso intérprete de pop, country y rythm & blues, estaba en un pasillo con Patty Malone y el cantante cubano Augusto -juntos compusieron un "cuban-irish-american-blues-rock", en palabras de Tood-, mientras el redactor jefe de Cultura del New York Times alucinaba con lo que veía: mucho talento y arte, nada de política.
La idea de organizar un Puente Musical entre EEUU y Cuba fue del veterano compositor y productor norteamericano Allan Roy Scott. Antes lo había hecho en Irlanda, Rusia e Indonesia, y había salido bien. "Pero éste ha sido el de más calidad y mejor ambiente de todos", comentaba ayer Scott en un pasillo del Nacional, mientras preparaba enloquecido el gran concierto final. "Todo ha sido amor, arte y amistad", aseguró Scott.
El proyecto Music Bridge en Cuba fue concebido como un gigantesco taller de creación musical. En él participaron 43 músicos norteamericanos y 43 cubanos, que se emparejaron por sorteo. Al principio los organizadores cubanos desconfiaban del método de lotería sugerido por Scott. Cayeron juntos compositores de la talla de José María Vittier y raperos como Michael Franti, cuyas letras hablan de sida, cárceles y la lucha por los derechos raciales.
Sin embargo, a medida que pasaron los días, se hizo obvio que las cosas funcionaban como la seda, y el resultado final superó todas las expectativas: se han compuesto cerca de setenta temas, algunos de calidad extraordinaria. Una selección de 20 iba a ser presentada anoche durante un concierto ante 5.000 personas, en el teatro Carlos Marx y con todas las estrellas: Bonnie Raitt, Woody Harrelson, James Taylor, Jimmy Buffett, Ziggy Marley...
La noche comenzó con una canción legendaria, Puente sobre aguas turbulentas, de Simon& Garfunkel, y debía terminar con Guantanamera. En medio, Tan lejos y tan cerca, compuesta por el rockero Carlos Varela junto con el cantautor también cubano Santiago Feliú y las norteamericanas Beth Nielsen Chapman y Annie Roboff.
Más información en la última página.
La descarga 'Buena Vista'
Por si fuera poco, en medio de ese ambientazo y de los conciertos y jam sessions que durante una semana sacudieron todas las noches la ciudad, las estrellas de Buena Vista Social Club ofrecieron el sábado su primer concierto en Cuba después del Grammy y de los éxitos alcanzados en todo el mundo. Fue espectacular. El público se rindió desde el primer momento a Rubén González, Ibrahim Ferrer, el guajiro Mirabal y todos los demás talentos que Ry Cooder rescató del olvido en que se encontraban en su propio país.Siboney, Isora Club, Almendra, Veinte años -cantado, por supuesto, por Omara Portuondo-, Dos gardenias, El bodeguero sonaron en el escenario montado en la Cinemateca de Cuba, y alguna gente bailó y lloró.
El concierto, con Ry Cooder en el escenario, fue tan mágico como sus protagonistas. Fue un homenaje del público cubano a sus mejores y más veteranos músicos.
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