La inocencia y la perplejidad
Bien por Ladrón de lunas, de Isaac Montero, bien por el Taller de Mario Muchnik, que lo ha editado, bien por la literatura, bien por los libros. Todo estupendo. Sólo que a muchos lectores aficionados nos desconciertan los criterios de los expertos críticos. No tenemos duda cuando eligen Cuaderno de Nueva York, espléndidos poemas de José Hierro, O lapis do carpinteiro, de Manuel Rivas, ya felizmente traducida al castellano, o la inquietante El canvi, del mallorquín Miquel Bauçà, ojalá la traduzcan pronto al castellano.La perplejidad llega cuando los entendidos críticos de la comisión de narrativa descartan alegremente algunas de las mejores novelas de 1998. Por ejemplo, El hereje, contundente y convincente libro de Miguel Delibes, o El año que viene en Tánger, de Ramón Buenaventura, una de las sorpresas del año, o Negra espalda del tiempo, provocadora historia de Javier Marías, escrita con su maestría habitual, o La conquista del aire, apuesta y confirmación de Belén Gopegui. ¿Por qué ninguno de ellos ha sido tomado en consideración? Los críticos sabrán.
Los argumentos
Un miembro de la Asociación Española de Críticos Literarios, que concede los premios, manifestó, durante el encuentro, su "respeto por la decisión del jurado", pero también su "perplejidad" por la elección de la novela de Montero. Cuenta que hubo un silencio glacial y luego uno de los miembros de la comisión de narrativa salió "gallardamente" y dijo: "Ladrón de lunas ha sido la mejor novela del año". Defendió con pasión un crítico a Delibes, y los de la comisión le contestaron que El hereje "no era su obra más representativa. Entre otras cosas sorprendentes se dijo "el premio no se podía dar a dos personas". En fin, lo dicho, desconcierto ante los criterios de los expertos guardianes de las letras.Los Premios de la Crítica son, o eran, los más prestigiosos de España. No tienen dotación económica y son muy apreciados porque los dan los que se supone entienden en la cosa literaria. Son, o eran, los premios inocentes, por eso los mejores. Pero poco a poco van perdiendo esa inocencia. Ya alguno de sus miembros abandonó la asociación en desacuerdo por el funcionamiento de los premios. Todos o casi todos los galardones tienen sus entresijos. Quien ha estado en un Nacional de Literatura sabe cómo funcionan los intereses y las capillas. Todo indica que en el inocente Premio de la Crítica de narrativa ya ha entrado esa dinámica.
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