Alvar explica la expansión del español como un logro de Carlos V
La Casa de América albergó ayer la presentación de la exposición y el catálogo El español, lengua universal, una iniciativa del Ministerio de Asuntos Exteriores que recoge, en nueve apartados cronólógicos (del siglo XI al XX) y cuatro apéndices temáticos, 1.873 referencias bibliográficas lingüísticas y literarias.La muestra, que propone un acercamiento elemental a cada época y sólo incluye textos y editoriales españolas, girará por el mundo en cuatro ejemplares distintos, como una herramienta de apoyo a los aprendices de español.
Lidio Nieto, profesor del CSIC encargado de montar con Mercedes Palau este repaso a diez siglos de literatura española, abrió un acto en el que también participaron representantes de Exteriores y el director saliente del Instituto Cervantes, Santiago de Mora-Figueroa, quien, a la espera de su nuevo destino como embajador, y en uno de sus últimos actos oficiales en el cargo, declaró: "A mal tiempo, buena cara". La reunión se cerró con una erudita conferencia del académico, lingüista e hispanista Manuel Alvar, quien subrayó la importancia del emperador Carlos V en la expansión internacional del español.
Alvar hizo un minucioso recorrido por algunos de los momentos histórico-lingüísticos más importantes de la vida de un rey que, aunque no aprendió español hasta los 20 años (fue educado en Flandes, en francés), llegó a afirmar que la lengua francesa era ideal para hablar con los hombres, el italiano con las mujeres, el alemán con los caballos y el español el más adecuado para hablar con Dios.
Llorar en español
El académico recordó la enome distancia entre el joven príncipe Carlos de Gante, que en 1518 desembarcó en Asturias "con 17 años y sin poder entenderse con sus súbditos", del poderoso emperador que, 38 años después, "abdicó y lloró en español".Gran amante de los libros de caballerías y del espíritu épico y andante que los alimentaba, Carlos V abrazó el castellano nada más empezar a reinar, cuando aceptó con humildad las peticiones que los barones de Castilla formularon, primero a través de pasquines antiextranjeros que colgaban en las puertas de las iglesias, y luego en las Cortes de Valladolid.
Según Alvar, muy poco tiempo después de decidir empezar a aprenderlo, en 1522, el joven rey dominaba tan bien la lengua que "cambió sus confesores franceses por curas españoles". Aunque antes, en 1520, hay noticias de un preámbulo suyo, leído por el obispo de Badajoz en las Cortes de Coruña: "Una pieza de gran calidad oratoria, llena de entendimiento".
Pero iban a ser 1529 y 1536 las fechas clave de la expansión: fue entonces cuando el Rey dio "rango internacional" al castellano, que se convirtió en español tras ser usado por él ante los papas Clemente VII y Pablo III, respectivamente.
Retirado en Yuste, Carlos de Gante hablaba ya con tal propiedadad "que era capaz de traducir poemas y de decir palabrotas".
Babelia
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