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Cuenta atrás para la planta de lindane

La primera instalación que empezará a eliminar los residuos de lindane (HCH), un pesticida que ha contaminado más de medio millón de metros cúbicos de tierra en Euskadi, está ya a punto. Dentro de mes y medio la planta construida desde julio de 1997 en Barakaldo funcionará en periodo de pruebas y en un plazo de dos años habrá borrado las 5.000 toneladas de HCH puro que se agolpan en lo que fue Bilbao Chemicals, una de las dos empresas que desde 1947 a 1987 fabricó el pesticida y vertió incontroladamente sus residuos. Se han requerido 1.400 millones de pesetas, un 25% más del presupuesto inicial, y año y medio de trabajos. "Si ha tardado más de lo previsto se ha debido al incremento de las medidas de seguridad", comenta el consejero de Medio Ambiente, Patxi Ormazabal, en la primera visita, ayer, al interior de la planta junto a concejales del Ayuntamiento de Barakaldo. En el exterior, un grupo de ecologistas expresaba su rechazo al proyecto. La instalación es una inacabable muestra de tubos, cubetas y aspersores, preparados para acabar con lo que está en una esquina de la planta, totalmente cerrado: 5.000 toneladas de residuos en 2,513 sacos, con un perceptible olor para el visitante. El complejo tiene un fin, el tratamiento químico del lindane mediante el sistema BCD, una tecnología procedente de EE UU que permite la descomposición y reconversión en materias primas como colorantes. El sistema para eliminar el HCH no es complicado: primero se rompen mecánicamente los sacos de almacenamiento hasta lograr partículas con un grosor de cinco milímetros; el material molido va a un aspersor donde se mezcla con un catalizador químico orgánico, sosa y triclorobenceno (TCB) y el material resultante va a un reactor donde, tras media hora de reacción a una temperatura de 150 grados, se obtiene el TCB y la sal común. El último paso es separar estos dos compuestos para que la sal se deposite "sin ningún impacto" en el río Castaños, ubicado junto a la fábrica, mientras que el TCB estará disponible para su exportación. "Tenemos varios compradores, en Alemania, Francia, ;México y la India", señaló Ormazabal. Las previsiones del Gobierno son obtener 3.000 toneladas de TCB, con cuya venta se pretenden amortizar los gastos de transporte. "Nos quedaríamos "parra"", explica el director de la sociedad ambiental Ihobe, Txetxu Aurrekoetxea. El consejero incide en las medidas de seguridad de la planta, con los sistemas eléctricos con protección aumentada y la aspersión de aire autónomo en cada planta. La planta tiene un sistema de aspersión interna en la zona más crítica, donde se rompen los sacos de lindane y trabajarán dos operarios, "que garantiza aire limpio en todo momento". "Como no había una norma específica en el Estado, la Viceconsejería nos ha impuesto la ley alemana de compuestos orgánicos, que es la más restrictiva de las que hay", expone Ignacio Kintana, director técnico de Ihobe. Para las próximas semanas, Medio Ambiente tiene previsto organizar visitas a la planta con grupos ecologistas, asociaciones de vecinos y público en general "y se pondrá un teléfono gratuito para atender cualquier demanda". En lo que es la primera planta de tratamiento de lindane en el mundo -hay otras infraestructuras con el sistema BCD en Australia o Japón pero para productos contaminantes diferentes- trabajarán una decena de personas en dos turnos. Dos años después, la planta será demolida en su integridad -se salvarán los equipos técnicos- y los escombros y tierras serán depositadas en la futura celda de seguridad, también en Barakaldo.

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