MAITE ARISTEGI LÍDER DEL SINDICATO AGRARIO EHNE "Los fondos agrícolas se están repartiendo de forma injusta"

Maite Aristegi (Bergara, 1964) es desde hace dos años la secretaria general de la Unión General de Ganaderos y Agricultores vascos (EHNE-UGAV). Reclama un mejor reparto de las ayudas de la UE y que las mujeres que trabajan sean incluidas en el sistema de la Seguridad Social. Pregunta. Dos de las mujeres que más ayudas agrícolas perciben de la UE son Isabel II de Inglaterra y la duquesa de Alba. ¿Qué le parece? Respuesta. Ha coincidido que ambas ostentan títulos y por eso son propietarias de grandes extensiones. Es un hecho que el reparto de los fondos públicos europeos es escandaloso, ya que por el sólo hecho de ser grandes propietarios, sin tener que ver nada con la agricultura, cobran mucho dinero que debería ir a quien de verdad trabaja la tierra. P. ¿Es contraria al reparto por módulos? R. El Tribunal de Cuentas ha señalado que el 10% de los propietarios agrarios se quedan con el 90% de las ayudas. Defendemos un mejor reparto y que puedan acceder a ellas los que verdaderamente trabajan la tierra. En España, 127 propietarios de tierra tienen asignados 15.000 millones de pesetas (90,1 millones de euros). Es escandaloso e impide que la agricultura siga viva. Estamos sangrando cada vez más a la sociedad y los fondos van a menos manos y de una manera más injusta. P. ¿Cree que la negociación de la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, es adecuada? R. En absoluto. España depende mucho de la política comunitaria y desde nuestra entrada en la UE hemos ido perdiendo activos agrarios y espacio en una sociedad que cada vez está más industrializada. La ministra Loyola de Palacio no está defendiendo un modelo diferente, sino que se está limitando a negociar meros parches. P. La mayoría de las mujeres que trabajan en el campo se encuentran al margen de la Seguridad Social. ¿Hay solución a corto plazo? R. Debería tener una solución inmediata. Por el contrario, vemos que estamos al margen. Quizás por un problema cultural, no se valora el trabajo de las mujeres lo suficiente; y por la carga económica que supone el tener que pagar dos cotizaciones, esto ha supuesto que la mujer se haya quedado al margen. P. En el País Vasco y Navarra hay 17.000 personas que se dedican a la agricultura. ¿Es un colectivo suficiente para el campo y las necesidades que tenemos? R. Mas pequeño no puede ser; estamos perdiendo activos agrarios de forma brutal. Cada año se pierden alrededor del 6% de los empleos. Se ha dado una reestructuración grande en el sector: más de la mitad tiene más de 55 años y hay que frenar eso. Hay sitio para más gente. P. ¿No se produce un relevo generacional? R. Ese es el problema más acuciante. Hay mucho baserritarra que lo va a dejar y no vemos condiciones para que gente más joven acceda a esos puestos de trabajo. Tiene que haber una política activa para que incorporar a los. Esta sangría de trabajadores no lo puede aguantar el campo, porque si no lo perdemos. Nuestro campo tiene posibilidades, pero lo que hay que hacer es poner en marcha políticas agrarias. P. ¿No depende demasiado el agricultor de las subvenciones? R. Cada vez más. Defendemos que tendríamos que vivir del precio de nuestros productos, que nuestro trabajo se pague como debería ser: Sin embargo, se bajan los precios y se compensa el descenso con ayudas; esas ayudas que están tan injustamente repartidas. El 90% de los agricultores percibe de media 300.000 pesetas al año en concepto de subvenciones. No llega a compensar la bajada de precios, pero crea una dependencia que no es para nada favorecedora de una agricultura viva. Resta profesionalidad. No queremos limosnas, pero la realidad es que entre un 25 y un 30% de la renta procede de las ayudas. P. ¿Trabajar en el campo siendo mujer resulta más difícil? R. Es un trabajo multiplicado que no está lo suficientemente pagado.